Carta al director en El Mercurio: Vocación y lucro

Por Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar.

Señor Director:

De las muchas cosas que se dicen en torno a la reforma educacional en trámite, hay una frase que tiende a repetirse por quienes apoyan el fin al lucro, y es que los sostenedores que tienen verdadera vocación por la educación no tendrán inconveniente en pasar de ser una sociedad comercial a una fundación o corporación sin fines de lucro. Para quienes siguen esa línea de argumentación, un sostenedor con vocación no sería aquel que se afana en entregar a su comunidad educativa las mejores condiciones posibles para su desarrollo integral, sino fundamentalmente quien esté dispuesto a desprenderse de su patrimonio, entregando sus ahorros, sin posibilidad de recuperar todo lo invertido.

Constituye una falacia hacer de la vocación por la educación un sinónimo de caridad y filantropía, excluyendo cualquier otra forma de organización que permita compatibilizar adecuadamente la dedicación a un proyecto educacional y la posibilidad de recuperar la inversión que hizo posible dicho proyecto. Bajo esa misma lógica, los médicos con verdadera vocación que atienden por Fonasa debiesen aportar su consulta a una fundación sin fines de lucro y las sociedades de profesionales bajo las cuales se organizan tendrían que prohibirse, toda vez que se alejan del ideal vocacional que se pretende imponer.

Si se quiere juzgar a los sostenedores, que sea considerando la dedicación a sus proyectos, la preferencia de las familias y los resultados de sus alumnos.

Ver carta en El Mercurio.


Escrito por Raúl Figueroa Salas

Fundador y ex director ejecutivo de Acción Educar.