Columna en La Tercera: Marco Nacional de Cualificaciones, o cómo amarrar una camisa de fuerza

Por Daniel Rodríguez, investigador de Acción Educar.

La reforma a la educación superior que ha propuesto el gobierno, en su intención de regular hasta el último detalle de la vida y obra de las instituciones de la educación superior; aborda múltiples temas que no alcanzan a ser discutidos por la opinión pública. Uno de ellos, que se menciona poco, es el llamado Marco Nacional de Cualificaciones.

A grandes rasgos, un Marco de Cualificaciones es un instrumento curricular que describe y ordena lo que se espera que lo que los egresados de la educación superior sepan y sean capaces de hacer, dependiendo de la certificación o título que obtengan. Por ejemplo, describe qué habilidades generales debe manejar un egresado con un título profesional, lo que permite compararlo y también diferenciarlo del grado de magíster y de doctorado. Una herramienta como esta es útil siempre y cuando entregue más transparencia al sistema, es decir, que todos entendamos relativamente lo mismo cuando hablamos de un profesional o de un técnico de nivel superior. También permite el reconocimiento de aprendizajes: al saber con qué competencias cuenta un técnico al egresar, resulta más fácil la convalidación y reconocimiento de estudios para seguir estudiando.

El Consejo Nacional de Educación, junto con otras instituciones públicas y privadas, ha abogado por la elaboración de un instrumento de las características mencionadas. Un Marco de Cualificaciones, si se diseña adecuadamente y se utiliza como referencia, puede ser un aporte para el sistema de educación superior. El proyecto de ley especifica que será facultad de la nueva Subsecretaría elaborar dicho Marco, pero no hay mención respecto a cuál es su propósito ni cuáles serían sus principales características. Además y de forma independiente a la discusión legislativa, el Ministerio lleva un tiempo trabajando en un Marco Nacional de Cualificaciones, y una versión aparentemente definitiva se publicó en agosto de este año.

La propuesta del Ministerio, si bien tiene aciertos interesantes, despierta las sospechas usuales para este tipo de instrumentos. En primer lugar, no queda claro que se trate de un instrumento de referencia, sino que parece diseñado para ser obligatorio. Esto implica que su objetivo es que todas las carreras y programas de la educación superior se sometan a lo que define el Marco, lo que limita fuertemente la innovación y la posibilidad de que las universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica impriman consistentemente el sello que sus proyectos educativos tienen. Por otra parte, también se busca fijar los tiempos “típicos” de estudio que se requerirán para obtener una determinada certificación (por ejemplo, un título profesional). Esto limita la posibilidad de las instituciones para impartir propedéuticos que permitan nivelar a los estudiantes menos preparados, lo que pueden ser también los más vulnerables. En otras palabras, un Marco de Cualificaciones obligatorio tenderá a achatar nuestro sistema de educación superior, homologando los diversos proyectos a un modelo único. Es interesante notar que muchos actores del mundo educacional han hecho esta misma crítica a varios aspectos del proyecto de ley en discusión, en particular respecto a la fijación de aranceles.

Pero hay un elemento dentro de la propuesta publicada que constituye la mayor amenaza a la actual diversidad y calidad del sistema de educación. El documento especifica que la supervisión, evaluación y control del cumplimiento del Marco en las instituciones podría hacerse a través del sistema de acreditación. Esto es un fuerte incentivo a la homogenización de los programas de estudio y en última instancia, una forma de esquivar el problema de la calidad reemplazándolo por un ejercicio de homologación normativa. En otras palabras, las carreras serán de calidad solo si siguen el Marco que el Estado establece. Esto no solo va en contra del mejoramiento permanente de las instituciones sino que convierte el proceso de acreditación en un ejercicio de “lista de chequeo” en relación a una normativa que define unilateralmente el paradigma de lo que se considera calidad.

Es fundamental que el gobierno aclare rápidamente cuales serían las características y alcances del Marco Nacional de Cualificaciones, y en particular, si pretende que sea obligatorio para todas las instituciones antes de seguir la discusión sobre el proyecto de ley.

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Escrito por Daniel Rodríguez Morales

Director ejecutivo de Acción Educar.