Emol: Colegios sin fines de lucro superan por estrecho margen en Simce a aquéllos que persiguen utilidades

Por N. Ramírez

Uno de los ejes del proyecto de ley que reforma el sistema escolar es el término del lucro en los colegios particulares subvencionados, los que en un plazo de tres años deberían pasar a ser corporaciones sin fines de lucro o fundaciones. Uno de los argumentos para impulsar ese cambio es que el lucro afectaría negativamente la calidad de la educación que esos establecimientos imparten a sus alumnos.

De acuerdo a los resultados del último Simce –analizados por AcciónEducar–, si se compara el mismo nivel socioeconómico, los alumnos de Cuarto Básico de colegios particulares subvencionados sin fines de lucro obtuvieron levemente mejores puntajes en promedio en las pruebas de Matemática y Lenguaje que aquellos establecimientos que están constituidos como sociedades que pueden lucrar.

En general, en los distintos niveles socioeconómicos los primeros superaron por entre 1 y 5 puntos a los segundos. Por ejemplo, en el nivel más bajo, los alumnos de colegios que no lucran obtuvieron 5 puntos más que los que asisten a recintos con fines de lucro. No obstante, en el mismo nivel socieconómico, pero en el test de Lenguaje, la diferencia fue de 3 puntos a favor de los que lucran. (Ver estudio de AcciónEducar)

El director ejecutivo de Acción Educar, Raúl Figueroa, sostuvo que, al analizar las cifras, no se aprecian diferencias estadísticamente significativas entre los puntajes de los establecimientos con y sin fines de lucro, lo que a su juicio “desmitifica la idea instalada de que los establecimientos con fines de lucro sean de peor calidad que los sin fines de lucro”.

En su opinión, esto “hace dudar si existen motivos suficientes para forzar la transformación de establecimientos con fines de lucro a corporaciones o fundaciones”, teniendo en cuenta el “alto costo fiscal” que esto implica y los “efectos adversos para muchas familias”, que tienen la incertidumbre respecto de si los colegios van a cerrar o pasarán a ser particulares pagados.

“Hay que preguntarse si vale la pena llevar adelante una reforma con todos los costos que tiene, viendo que la evidencia no demuestra que los establecimientos con fines de lucro lo hagan peor, o será mejor enfocarse en aquellos cambios que efectivamente impactan en una mayor calidad de la educación, como políticas docentes u otras que tengan relación con lo que ocurre adentro de la sala de clases”, afirmó.

Figueroa descartó además que el único incentivo para un sostenedor que lucra sea maximizar sus utilidades y afirmó que el sistema también les otorga suficientes estímulos para que obtengan buenos resultados académicos. Esto ya que, al ser atractivos para las familias, lograrían captar un mayor número de alumnos y recibir más subvención. “Pensar que el único incentivo para un sostenedor organizado como sociedad comercial es maximizar sus utilidades es una visión reduccionista. Desde el punto de vista comercial, el principal incentivo de un sostenedor es entregar una educación de mayor calidad y, por esa vía, captar un mayor número de alumnos, lo que le permite tener mayores recursos”, sostuvo.

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