Emol: Más de la mitad de los liceos emblemáticos de la RM tienen sobre de 35 alumnos por sala

Junto con traspasar los colegios públicos desde los municipios a los nuevos servicios locales de educación, el proyecto de ley de Nueva Educación Pública (NEP) –que está a punto de aprobarse en el Congreso– establece, entre otras medidas, que habrá un límite al número de alumnos por sala de clase, el que no deberá superar los 35.

La situación actual en los colegios municipales es muy disímil, y mientras hay algunos que ya se ajustan a ese número, hay otros que lo superan largamente.

Acción Educar analizó lo que ocurre específicamente en los liceos emblemáticos de la Región Metropolitana. De acuerdo al análisis, más de la mitad de éstos (seis de los once) superan los 35 alumnos por curso.

El establecimiento que registra el promedio más alto de alumnos por sala es el Instituto Nacional, con 41. Le siguen el Liceo Carmela Carvajal, el Liceo 1 Javiera Carrera y el Liceo de Niñas N°7, con 40 alumnas por clase. También superan el límite de 35 el Liceo José Victorino Lastarria (39) y el Liceo B 42 Tajamar (37).

Mientras que hay cinco establecimientos que hoy tienen menos de 35 alumnos por curso: El con el promedio más bajo es el Liceo Manuel Barros Borgoño (27). Le siguen los liceos Teresa Prats y de Aplicación (31); y el Internado Nacional Barros Arana y el Liceo Arturo Alessandri Palma (32).

¿Sirve poner un límite de alumnos por curso?

En Acción Educar sostienen que no está comprobado que el número de alumnos esté relacionado con la calidad de la educación que entrega el colegio. En el caso de los liceos emblemáticos, apuntan que los resultados del último Simce muestran que el puntaje promedio que obtuvieron los colegios con más de 35 alumnos es superior a aquéllos que tienen menos de 35 estudiantes por sala (299 puntos sobre 252 puntos).

“La evidencia con la que se cuenta no permite afirmar que el número de alumnos por sala tenga un impacto en los resultados de aprendizaje de los estudiantes. Además, se ha demostrado que los esfuerzos necesarios para reducir el número de estudiantes por sala son altamente costosos”, afirma Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar. Señala que “en el caso de los liceos emblemáticos de la Región Metropolitana –que tienen los mejores resultados de la educación pública–, la mayoría tiene más de 35 alumnos por sala. Lo anterior, da cuenta de que el menor número de estudiantes por curso no es garantía de calidad”. Agrega que rebajar el número de alumnos en esos establecimientos implicaría “dificultades en infraestructura” e “impediría que un mayor número de alumnos acceda a proyectos educativos que hoy tienen buenos resultados”.

En tanto, en el Ministerio de Educación defienden la medida y afirman que “establecer el número máximo de estudiantes por sala en 35 alumnos permite, de manera realista, acercarnos gradualmente a países desarrollados que han seguido esta estrategia”. Afirman que “hay evidencia que muestra que la disminución del tamaño curso está asociada a una mejora en el desempeño académico de los estudiantes. Además, se relaciona con una mejora en las condiciones para el desempeño pedagógico de los docentes y en los estudiantes más rezagados, quienes pueden recibir un apoyo más personalizado que en salas grandes. Esta reducción trae beneficios asociados a una mejor convivencia escolar y una mayor participación, siempre en concomitancia con otras acciones”.

Al respecto citan un estudio de González, Grau y Hojman (2015) que indica que “para Chile reducir el tamaño sala en 10 estudiantes, puede asociarse a 7,6 puntos promedio adicionales en un test SIMCE”. Apuntan que una conclusión similar obtuvo el proyecto STAR en Estados Unidos, “el cual concluye que una disminución de 7 u 8 alumnos por curso puede traducirse en un avance de 7,1 meses de aprendizaje en promedio para un alumno promedio”. Finalmente, explican además que para definir el número de 35 alumnos, que se estableció en el proyecto, “se consideró la distribución del tamaño de los cursos en el sistema chileno, con el fin de generar una política que sea factible en el mediano plazo y que será gradualmente aplicada por los nacientes Servicios Locales de Educación Pública”.

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