Informe de Acción Educar sobre cierre de colegios

El ministro de Educación Nicolás Eyzaguirre sostuvo durante su reciente interpelación en el Congreso, que en los últimos 15 años se habrían cerrado 3 mil colegios producto de la “feroz competencia existente en el sistema”, lo que abarcaría a 270 mil alumnos[1]. Esto significaría una tasa de cierre promedio de 200 colegios por año, aproximadamente un 2% anual.

La autoridad ministerial citó un estudio realizado por la Universidad de Chile por los investigadores Hojman, Mizala y Grau, quienes a su vez citan una tesis de la facultad de economía de Cristián Labra. Esta investigación, titulada Destructuve Creation: School Turnover and Educational Attainment, se publicó en el día martes 9 de diciembre.

Esta investigación se suma a las ya conocidas que han tratado de estimar y analizar la creación y salida de escuelas en Chile, en particular una del Ministerio de Educación (2011)[2] y una tesis de Iruarrizaga (2008)[3] del Instituto de Economía de la PUC.

En relación a la estimación del número de escuelas que cierran, las cifras del estudio de la Universidad de Chile aclaran las mencionadas por el Ministro. La investigación indica que en los últimos 19 años (1994 a 2012) se habrían cerrado 2.151 escuelas que imparten educación parvularia, básica y media, a una tasa promedio de 113 por año, lo que correspondería a un 1,1% anual de cierre (se excluyen jardines y escuelas que sólo imparten educación parvularia)[4]. Estas cifras se asemejan a las que señalan los otros estudios antes mencionados, con tasas cercanas al 1% anual.

Junto con lo anterior, es importante analizar cómo son esos colegios. El estudio indica que se trata de colegios pequeños y rurales, especificando un promedio de 114 alumnos por escuela. Lo anterior está en concordancia con lo que señala Iruarrizaga (2008), en el sentido que son escuelas mucho más pequeñas que el promedio nacional, con un tamaño promedio de 80 alumnos totales en el colegio, es decir, menos de 9 alumnos por curso en un colegio de kínder a 9° básico.

Un análisis realizado por Acción Educar sobre el cierre de establecimientos que se produjo entre 2008 y 2012 da mayores luces sobre la caracterización de estos recintos. Este análisis indica que el 50% de estas escuelas no tenían más de 10 alumnos en total[5]. De hecho, si se consideran solo las escuelas que imparten educación básica o media que tienen al menos 50 alumnos, se tiene que los establecimientos que cierran son en promedio 31 colegios por año. Lo anterior es relevante por cuanto nos ayuda a poner en real dimensión la cifra de cierre -que en muchos casos más que cierre podrían indicar fusiones-, y a explicar las variadas razones que estarían detrás de estos cierres. En este contexto, los cambios de la población y la migración de sectores rurales hacia urbanos, podrían explicar en gran medida este fenómeno. La simple mención del mercado “salvaje” como explicación es una visión reduccionista que ignora los profundos cambios que ha experimentado nuestra sociedad y el sistema educacional.

Este cierre de colegios, según Iruarrizaga (2008), está asociado con la calidad entregada por el establecimiento y su nivel de matrícula. En efecto, para colegios particulares subvencionados, una caída en la matrícula influye significativamente haciendo más probable el cierre de éste Asimismo, para estos establecimientos, el ofrecer una calidad inferior al promedio de la comuna (medida a través del SIMCE) influye significativamente aumentando la probabilidad de que este establecimiento cierre[6]. Lo anterior estaría indicando que, al menos en el sector particular subvencionado, los colegios que cierran tienen en promedio inferior calidad que los colegios que se mantienen y tienen una caída en su matrícula. Posiblemente, esto daría cuenta que son los padres los que no estarían eligiendo estos establecimientos.

Por último, el estudio de la Universidad de Chile señala que encuentra una correlación positiva entre entrada y salida de escuelas y desempeño académico, y que el cierre de escuelas tendría costos asociados relacionados con una mayor tasa de repitencia y deserción. Específicamente el estudio concluye que ante un cierre la probabilidad de repetir aumenta en un 50%, aumentando en 2,5 puntos porcentuales la tasa actual, con el costo pedagógico y social que esto implica. Esto último es relevante por cuanto nos estaría indicando la necesidad de contar con medidas que mitiguen lo más posible estos efectos negativos en el sistema y en los mismos alumnos. A la luz de estos datos, no parece conveniente llevar adelante una reforma como la que se discute hoy en el Senado que ponga en riesgo de cierre a muchos establecimientos, considerando los efectos negativos que pueden ir asociados en los alumnos afectados.

Un cierre acotado de colegios que vaya en línea con lo que van decidiendo las familias es normal para un sistema como el nuestro. Sin embargo no es lo mismo comparar estos cierres con lo que podría producir la reforma en trámite, la cual por razones concretas y que han sido ampliamente advertidas por sostenedores e investigadores, pone en riesgo de cierre a colegios que cuentan con la preferencia de las familias, es decir que tienen alta matrícula y muchos de ellos muestran además buenos resultados académicos.

Ejercicio para una mejor aproximación sobre cierre de colegios

Calcular los colegios que han cerrado es una tarea difícil ya que el mero uso de las bases administrativas del MINEDUC puede llevar a errores. Para tener estadísticas más certeras se hace necesario hacer un trabajo de campo que levante información oficial, lo que hasta el día de hoy no se ha hecho o no se conoce.

Un ejercicio realizado por Acción Educar cuyo objetivo es poder describir los colegios que “cierran”[7] anualmente entre el 2008 y 2012, muestra que el cierre anual fluctúa entre 87 establecimientos el año 2008, y 238 el año 2010, que es el del terremoto (las cifras incluyen todas las escuelas, incluso las que solo imparten educación parvularia, muchas de ellas escuelas especiales). Sin embargo el valor medio de la matrícula de los colegios que cierran esos años es de apenas 13 alumnos por colegio, lo que estaría dando cuenta que más que cierre, se trataría de fusiones de establecimientos con baja matrícula. De hecho, el 50% de los colegios que cierran tienen 10 alumnos o menos en total. Asimismo, más de un 30% de estos establecimientos no imparten educación básica ni media, sino que son escuelas especiales o de párvulos.

Si se considera solo las escuelas que imparten educación básica o media que tienen al menos 50 alumnos en total en el colegio, se tiene que los establecimientos que “cierran” fluctúan entre 12 el año 2008 y 57 colegios el 2012, con un promedio de 31 colegios por año.

Para llegar a esta conclusión se usaron varias bases de datos oficiales del MINEDUC para corroborar que efectivamente el establecimiento desaparece de un año a otro, y que no se deba a un simple error. Para eso se utilizaron las bases de datos de matrícula, de docentes y el SIMCE. Asimismo, se chequeó no solo con la base del año siguiente, sino también con la del año subsiguiente, para disminuir aún más el posible error.

grafico

[1] http://www.latercera.com/noticia/politica/2014/11/674-606313-9-eyzaguirre-acusa-a-competencia-salvaje-del-modelo-por-cierre-de-miles-de.shtml
[2] Centro de Estudios MINEDUC. (2011). Estado del Arte: Sistema Educativo. Sitio web MINEDUC. (http://bibliotecacentrodeestudios.mineduc.cl/CEusuarioANONIMO/)
[3] Iruarrizaga, F. (2008). Creación y destrucción de firmas en el mercado de la educación. Instituto de Economía PUC. (http://www.economia.puc.cl/docs/tesispregrado_deiruarrizaga.pdf)
[4] Si se incluyen los jardines y escuelas que solo imparten educación parvularia, muchas de ellas escuelas especiales de lenguaje, se tiene una tasa promedio anual de 1,28%, lo que corresponde a 149 escuelas al año.
[5] Ver análisis más bajo. Para el periodo comprendido entre 2008 y 2012.
[6] El sector municipal, por su parte, no muestra un aumento en la probabilidad de cerrar cuando ofrece una calidad inferior al promedio de la comuna, o cuando disminuye su matrícula.
[7] Se usan las comillas ya que la única forma certera de calcular el número es mediante las resoluciones administrativas de cierre de establecimientos.