La Tercera: CAE; 58% de créditos otorgados en 10 años se concentra en la población más pobre

El 77,7% de nuevos beneficiarios matriculados en IP y CFT pertenece al 60% más vulnerable.

Por F. Guzmán

Desde 2006, cuando se creó el Crédito con Aval del Estado (CAE), se han otorgado 718.581 préstamos. De ellos, 253.150 fueron entregados a estudiantes del primer quintil y 166.308 a alumnos del segundo quintil, por lo que entre ambos grupos, que representan a las familias con menores ingresos salariales, concentran el 58,3% de todos los CAE en 10 años.

Así lo revelan las cifras de Comisión Ingresa, entidad administradora del crédito. Y al analizar su evolución por quintil de ingreso se observa que, entre 2006 y 2010, se produjo un crecimiento constante de los préstamos entregados a los sectores más vulnerables. Desde 2011, en cambio, comenzaron a bajar, hasta 2015. Así, el año pasado los créditos otorgados a alumnos del primer quintil crecieron un 12,3%, mientras que los del segundo lo hicieron un 10,9%.

En el quinto decil, que agrupa a la población con mayores recursos, también se observa un aumento considerable, pasando de 3.483 créditos a 12.815 entre 2011 y 2015, aunque el último año casi no se modificaron las cifras (aumentó sólo un 0,1%).

Para Raúl Figueroa, director de Acción Educar, la evolución de los préstamos en los deciles más pobres “demuestra que el CAE permitió ampliar el acceso a la educación superior, que desde el año 2005 duplicó su matrícula total. Los jóvenes de quintiles de menores ingresos eran los que tenían más dificultades y gracias a las ayudas estudiantiles, como el CAE, tuvieron acceso a la formación superior”.

Para Claudia Sanhueza, economista y académica de la U. Diego Portales, hay que considerar que la creación del CAE coincide con el aumento de instituciones de educación superior. “Hay planteles que lograron existir y ampliar su matrícula gracias al CAE”, señaló Sanhueza, quien agregó que este préstamo “mayoritariamente está concentrado en instituciones que no son del Cruch, muchas de ellas privadas y que no tienen tantos años de acreditación”.

Víctor Orellana, investigador de Nodo XXI, fundación asociada a Izquierda Autónoma, criticó que el “CAE es una suerte de cáncer que se carcome el sistema y la solución no es acabar con él, sino darles espacio a los jóvenes en la educación pública y de calidad”.

¿Dónde están los CAE?

Según la información de Comisión Ingresa, “más de la mitad de los beneficiarios a los cuales se asignó el crédito en 2015 se matriculó en carreras técnicas, porcentaje que ha ido en crecimiento”. Así, pasaron de concentrar el 51% de los préstamos en 2013, a un 54,2% en 2015. “La mayor preferencia siguen siendo los Institutos Profesionales (IP), en los cuales decidió estudiar el 37,4% del total de firmantes de 2015”, consignó Ingresa.

Según la comisión, en las universidades tradicionales el crédito es utilizado fundamentalmente por estudiantes del 40% de familias de mayores ingresos. Por el contrario, en las universidades no pertenecientes al Consejo de Rectores, el 65% de los estudiantes pertenece a los tres primeros quintiles. Esto se explica, según la comisión, porque en el Cruch hay otras ayudas estudiantiles que cubren el arancel de referencia.

“Donde definitivamente se concentran los estudiantes de familias de menores ingresos es en las instituciones técnicas: el 77,7% de los nuevos beneficiarios que se matriculó con derecho al CAE en un IP o CFT proviene de los quintiles I, II y III (es, decir, el 60% más vulnerable)”, señaló Ingresa. Mientras tanto, en los CFT, dos de cada tres firmantes del CAE 2015 (65,6%) resultaron ser del 40% de la población más pobre (quintiles I y II).

Para Sanhueza, las cifras hablan de que no se puede eliminar drásticamente el CAE. “En el contexto de que no hay gratuidad universal, hay que pensar en un mecanismo que modifique el CAE y saque a los bancos, se establezca una institución pública que asigne los créditos y se regule la calidad de las instituciones que lo reciben”, dijo la economista.

En tanto, Figueroa subrayó que “hoy, cuando la política de crédito está tan cuestionada, es interesante analizar que es un mecanismo que permitió cumplir con su objetivo, que era extender la cobertura”.

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