Señor Director:
A la grave mala gestión del SLEP de Atacama y la injusta presión que ejerce el Colegio de Profesores, se suma la falta de alternativas para las familias en esta región. Si bien a nivel nacional un 54% de alumnos estudia en un colegio particular subvencionado, en Atacama la mayoría lo hace en establecimientos dependientes del SLEP.
(Leer carta al director en El Líbero)
No obstante, un análisis del último proceso de admisión escolar arroja que, pese a que la oferta disponible en colegios particulares subvencionados en la región sea de sólo un 22%, un 51,4% de las primeras preferencias se dirige a ellos. Esto se traduce en que los colegios particulares subvencionados recibieron 4,2 postulaciones por cada una de sus vacantes, mientras que los estatales recibieron cerca de 1,3.
Desgraciadamente, las posibilidades de aumentar las vacantes en dichos establecimientos son mínimas. Si hasta el 2015 era difícil crear un establecimiento (entre 2010 y 2015 se crearon 5, y se rechazaron 7 solicitudes), los límites introducidos por la Ley de Inclusión provocaron que prácticamente no hubiera solicitudes para la creación de nuevos establecimientos, y que la única realizada (año 2020) fuera rechazada.
Por si fuera poco, el proyecto de ley que modifica la Ley 21.040 sobre Educación Pública, intenta restringir aún más la oferta particular al establecer que para «priorizar» la educación pública, se suspenderán los procesos de solicitud de apertura de establecimiento particular (pagado o subvencionado), si el Gobierno estima que hay urgencia de ampliar la oferta pública.
Considerando que en la región los problemas en la provisión educacional han venido mayoritariamente de parte del propio Estado, ¿es sensato seguir restringiendo la oferta particular subvencionada? Si bien es obvio que los problemas de la educación estatal no se arreglan por el aumento de la oferta particular, también es lógico que las familias tengan alternativas para que las deficiencias de ciertos proveedores, no perjudique el desarrollo presente y futuro de sus hijos.
Leer carta al director en El Líbero