Por Claudia Uribe, directora Oficina Regional de Educación Unesco; Ludmila Palazzo, representante de Unicef en Chile; Dr. Humberto Soriano, presidente Asociación Médica para la Prevención y Dr. Juan Pablo Torres, pediatra Infectólogo PhD U. de Chile; (esta carta la suscriben todos los miembros del Consejo Asesor “Paso a Paso Abramos las Escuelas”), entre ellos, la directora ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara.
Señor director:
Se cierra un nuevo semestre del calendario escolar en el complejo escenario para la educación en contexto de pandemia. Como Consejo Asesor ‘Paso a Paso Abramos las Escuelas’, hemos sido testigos de los grandes esfuerzos que han realizado las comunidades educativas en las difíciles circunstancias que vivimos y cómo se han liderado exitosos procesos de reapertura de clases presenciales, bajo los protocolos de seguridad y según los lineamientos de gradualidad, flexibilidad y voluntariedad.
Gracias a este trabajo, se logró que, durante 2021, el 63% de los establecimientos escolares y parvularios pudieran recibir a sus estudiantes de forma presencial, ya sea total o parcialmente. Ello ha permitido a las comunidades volver a encontrarse en un ambiente seguro y mitigar los impactos en aprendizajes y en la salud mental de sus estudiantes, así como de directivos, profesores y asistentes. Sin estas experiencias de reencuentro presencial, los efectos del covid-19 serían muchísimo más graves de lo que están siendo para una generación completa de niños, niñas y jóvenes de Chile.
Vemos con preocupación los efectos que la pandemia ha tenido en el bienestar socioemocional, los vínculos y los aprendizajes. Por ello es importante que la presencialidad sea la regla general, manteniendo por cierto los apoyos para todas y todos los estudiantes que requieran clases a distancia. Para esto, es necesario seguir realizando todos los esfuerzos durante el segundo semestre para priorizar el derecho a la educación de los niños y abrir las escuelas -con las condiciones sanitarias adecuadas.
Esto requiere de diálogo y confianza, pero especialmente de trabajo uno a uno para dar las soluciones necesarias frente a los casos particulares que se presentan -asegurando como Estado las condiciones y contextos para el retorno seguro a la presencialidad, considerando los aprendizajes obtenidos durante este tiempo, los avances en vacunación, la elaboración y cumplimiento de los protocolos- y las mejoras en medidas sanitarias de control y prevención para el resguardo del derecho a la educación en contexto de pandemia.