(Leer carta al director en El Mercurio)
Señor Director:
El CAE es un instrumento de financiamiento que cumplió con un rol relevante en expandir la cobertura de la educación terciaria, permitiendo a un gran número de personas acceder a la educación superior, a una tasa de interés preferente y pagos con contingencia a la renta. Frente a sus problemas de diseño, aplicación y legitimidad, algunas voces del mundo público declaran necesaria su condonación universal, haciendo vista gorda a las prioridades educativas y presupuestarias del país, fijadas en la reactivación.
La política pública siempre debe priorizar. Los recursos fiscales distan de ser infinitos y lo mejor es que sean asignados a las necesidades más urgentes, cuya solución represente mayor beneficio social. Una transferencia de riqueza a profesionales en la parte alta de la distribución de ingresos es, probablemente, la medida que menos se ajusta a dichos criterios. Por ello, la condonación universal de las deudas educativas no es una alternativa justa ni razonable.
La discusión sobre el sistema de financiamiento estatal de la educación superior, actualmente en
curso, debe buscar una orientación a la igualdad de trato, a la equidad y a la justicia. Los recursos públicos que reciben las instituciones de educación superior no pueden, en ese sentido, comprometer su autonomía. Ella deriva de la libertad de enseñanza, fundamental en una sociedad que desea progresar en la generación de conocimiento.
Leer carta al director en El Mercurio