Ayer se aprobó en general el proyecto de ley que busca modernizar oferta la educación parvularia. Si bien es crucial que se impulsen iniciativas enfocadas en el nivel, esta propuesta no va en la dirección correcta.
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Actualmente existen disparidades arbitrarias en el financiamiento de jardines infantiles que atienden a niños del mismo grupo socioeconómico. Además, faltan educadoras y tanto la cobertura como la valoración de las familias por el nivel han empeorado. El proyecto del Gobierno no aborda directamente ninguno de estos problemas. Más bien, posterga plazos y relaja los requisitos mínimos para la infraestructura de los establecimientos.
Si buscamos mejorar la educación parvularia, es necesario atraer talentos, transmitir a las familias la importancia del nivel y equiparar los recursos fiscales para las instituciones. No basta con aplazar la resolución del problema para el futuro ni flexibilizar los estándares de calidad.