Escrita por Francisca Figueroa Peña y Lillo, investigadora legislativa de Acción Educar
Señor Director:
La preocupación por las cifras de inasistencia en la educación parvularia debe manifestarse en políticas públicas concretas que permitan a las familias conocer y valorar los beneficios que esta conlleva.
Si bien hace casi diez años se llevó a cabo una reforma constitucional para hacer obligatorio kínder, el rechazo de la ley que permitía concretarlo ha hecho imposible avanzar en la materia. El retroceso de la propuesta constitucional al establecer la obligatoriedad solo para los niveles básico y medio, tampoco contribuye.
Urge comprender que universalidad en el acceso, así como el financiamiento disponible, son insuficientes para valorar las ventajas que conlleva la educación parvularia. Se debe hacer más.