El Gobierno de Finlandia extendió una invitación a autoridades y académicos chilenos para observar cómo funciona el modelo educativo de su país. Enterados de la agenda de reformas impulsada desde Finlandia, los invitados del gobierno finlandés —que contempla espacios de discusión técnica y política con think tanks locales— incluye un grupo transversal de representantes chilenos: el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre —cuya participación fue relativizada por La Moneda debido a la agenda legislativa—; el presidente de la Comisión de Educación del Senado, Fulvio Rossi (PS); su par de RN, Andrés Allamand; además del presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, y el fundador y líder de la fundación Educación 2020, Mario Waissbluth.
El sistema educativo de dicho país es un sistema “igualitario”: la escolaridad es obligatoria de los 7 a los 16 años y los alumnos acuden a la escuela local. A partir de la prueba PISA sobre los sistemas educativos de la OCDE, Finlandia recibe regularmente las mejores calificaciones a escala mundial. En cuanto a los estudios superiores, el Foro Económico Mundial situó Finlandia primera en el ranking mundial en cuanto a número de matrículas y calidad, y en segundo lugar en la enseñanza de las matemáticas y las ciencias.
Raúl Figueroa, director ejecutivo de AcciónEducar: “Es bueno mirar a Finlandia, pero también tener claras las diferencias culturales entre ambos países”
Para Raúl Figueroa, director ejecutivo y fundador del think tank especializado en educación, AcciónEducar, “el secreto del éxito del sistema Finlandés ha sido la valorización de sus profesores”. El ex asesor del Mineduc asegura que “la figura del docente es valorada y altamente remunerada en comparación con las demás profesiones”.
Para Figueroa, “es bueno compararse con países que tienen resultados positivos y hay que apuntar a replicar las políticas que permiten alcanzar esos buenos resultados. Pero, uno tiene que saber que cosas son replicables o cuales de frentón no son convenientes de replicar”.
—¿Qué se debe mirar con cuidado del sistema finlandés?
—Finlandia tiene altas tasas de gasto estatal, no tan sólo en educación. Estamos hablando de una sociedad en que el Estado interviene con mucha fuerza en la provisión de prestaciones básicas. A diferencia de Chile, en que los privados intervienen con bastante mayor presencia. En ese sentido, copiarle a Finlandia nos llevaría a un sistema con presencia estatal mucho más fuerte, lo que no se condice con la cultura de nuestro país. Esto no sólo en educación, sino en todas aquellos aspectos en donde los particulares son importantes en lo publico también.
—¿Qué política crees que se debería imitar?
—El sistema finlandés público está basado en la autonomía de los municipios, que son los que administran los establecimientos públicos. En este sentido y ya que que el Gobierno está encaminado hacia la desmunicipalización, es interesante ver qué países que han tenido éxito lo hacen desde la base del fortalecimiento de gobiernos locales y no caer en el error de establecer una administración centralizada, que puede llevarnos en una dirección equivocada.
“En el modelo finlandés, los docentes del sistema público son elegidos directamente por la directiva del centro educativo. Esto permite que cada centro pueda crear los mejores equipos de trabajo y buscar a los profesores que mejor encajen en su proyecto educativo real. Los fondos que recibe cada centro son proporcionales al nivel de calidad que estos ofrecen”, remata Figueroa.