Por Pablo Arias, investigador de Acción Educar.
Recientemente el Ministerio de Desarrollo Social dio a conocer los resultados de la encuesta Casen, realizada durante el 2020. Las cifras no son alentadoras en ninguna de las dimensiones evaluadas por el instrumento. Por ejemplo, la pobreza extrema llegó a 4,3%, lo que significa que 830 mil personas no cuentan con los recursos económicos necesarios para satisfacer adecuadamente sus necesidades alimentarias.
En lo educacional, 343.531 niños y adolescentes entre 6 y 18 años no participan de la educación escolar (9,7%), cifras similares a las de 1994. Ahora bien, la exclusión escolar se agudiza en mayor medida en las regiones del norte grande, Metropolitana y Los Lagos. Por ejemplo, en la Región de Antofagasta hoy casi 17 mil niños no se encuentran estudiando. Además, mayor es el número de excluidos de la educación entre los grupos migrantes (10,2%).
La exclusión escolar se da en mayor medida en aquellos hogares de menores recursos. Por ejemplo, mayor es el número promedio de integrantes del hogar entre aquellos niños que no van al colegio (4,5 versus 4,3 entre los escolarizados). El porcentaje de niños que viven en mediaguas o viviendas precarias y no están estudiando es 4 puntos porcentuales mayor al de los niños que viven en casa o departamento (13,1% versus 9,7%, respectivamente). También la exclusión escolar es más patente en hogares del segundo y tercer decil, cuyas cifras llegan 9,6% y 11%, respectivamente, mientas que la proporción de alumnos fuera del sistema escolar que son parte de los hogares del quinto quintil es solo de 7,9%. Cifras que dan cuenta de la desigualdad en las oportunidades y posibilidades de acceder a la educación en función de las características del hogar.
Otro dato que revela la encuesta es la cantidad de años que han estado fuera los niños y jóvenes del proceso de enseñanza: 24.609 niños entre 6 y 18 años llevan dos o más años sin participar del sistema escolar, de los cuales el 32% pertenece a las familias más vulnerables.
Las cifras anteriores dan cuenta de la relevancia de consolidar la nueva modalidad de reingreso, que fue aprobada por el Consejo Nacional de Educación y que hoy se discute en el Congreso, para concretar la entrega de apoyos pedagógicos, socioemocionales y técnicos, con el objetivo de que los alumnos retomen sus estudios y completen sus trayectorias educativas. Además, contempla nueva infraestructura escolar y entrega de recursos educacionales; proyecto de ley que es urgente.
También es un llamado de alerta a poner el foco en la educación, a generar las confianzas al interior de las comunidades escolares para asegurar un retorno a las aulas durante el segundo semestre, entregar los recursos correspondientes y potenciar las trayectorias escolares positivas de aquellos estudiantes que han estado fuera de la educación por más tiempo.