Columna en El Dínamo: A la suerte del alcalde

Por Pía Turner, encargada de Proyectos de Acción Educar.

Este lunes comenzó el año escolar 2021, período que nuevamente estará caracterizado por las medidas para afrontar la pandemia del COVID-19. Sin embargo, después de un 2020 en el que la gran mayoría de los establecimientos educacionales permaneció cerrado por el virus, este trae esperanzas para los estudiantes.

Los colegios y jardines infantiles pueden abrir, con todas las medidas de seguridad, en las comunas en las que no haya cuarentena, y las familias pueden elegir si sus hijos asistirán a actividades presenciales o permanecerán sólo en la modalidad virtual. Esta medida es apoyada tanto por la defensora de la Niñez como por la presidenta del Colegio Médico, quienes no suelen ser consideradas como “afines” al Gobierno actual, pero que han unido fuerzas con el Ministerio de Educación, debido a la preocupación por los tremendos costos que sufren nuestros estudiantes por el cierre de sus escuelas.

La idea de incorporar la opción de presencialidad ha ido ganando apoyo en la ciudadanía también, reflejándose en que en las encuestas la mayoría estaría a favor de ello. No obstante, no todas las familias en comunas en Fase 3 o 4 tendrán la oportunidad de decidir si sus hijos volverán al aula física, ya que muchos alcaldes se están negando a que los colegios que de ellos dependen abran sus puertas.

Por ejemplo, desde La Reina, en Fase 3, se anunció que el año escolar comenzaría “únicamente de forma telemática”, hasta que los trabajadores de la educación reciban la segunda dosis de la vacuna a mediados de abril. Igualmente, desde Porvenir, en Fase 4, se acordó mantener clases virtuales hasta al menos después de las elecciones. A su vez, otros alcaldes han determinado que no se pueden abrir sus colegios porque los están usando para el proceso de vacunación e incluso porque los establecimientos serán lugares de votación.

Lo anterior en un contexto en el que los establecimientos dependientes de sostenedores particulares dentro de estas comunas, al no depender del alcalde, sí podrán ofrecer la presencialidad a sus familias, y muchos ya lo están haciendo. Dentro de este grupo, están los colegios particulares pagados que, ante este tipo de restricciones para los municipales, sólo siguen aumentando sus brechas con respecto a la educación pública, donde se educan los estudiantes que más apoyo necesitan en nuestro país.

La educación pública tiene un rol clave en los esfuerzos del Estado por igualar las oportunidades a las que acceden niños y niñas de familias de distintas características y sectores socioeconómicos. Oportunidades que incluyen el aprendizaje, la nutrición, vacunación, la actividad física, lugares seguros para interactuar con pares y jugar y el acceso a adultos responsables y expertos en educación y en otras áreas relevantes al bienestar infantil y adolescente, entre otras. El acceso a lo anterior no puede estar sujeto al vaivén de la política, las presiones de los gremios u otros factores, distintos a lo sanitario, que puedan estar influyendo a las medidas que toman los alcaldes.

Por otra parte, por mientras no se haga el traspaso de todos estos establecimientos a la Dirección de Educación Pública, las autoridades locales tienen el deber de garantizar el derecho a la educación de todos los niños, niñas y adolescentes que dependen de ellos, lo que, en este contexto y considerando todas las oportunidades derivadas de la presencialidad, debiera de hacerse abriendo las escuelas. 

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Escrito por Pía Turner Ruiz-Tagle

Encargada de Proyectos.