Al observar el proyecto de ley de Presupuesto para el año 2024, vemos con gran preocupación la decisión del Gobierno de reducir los fondos destinados a la educación parvularia. Se recortan los recursos asignados a la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) por segundo año consecutivo, y se rebaja el aporte estatal para los centros educativos de la Fundación Integra —otro importante prestador de educación inicial en el país—. Aún en tiempos de crisis económica, resulta difícil comprender este recorte, en especial al considerar la importancia y beneficios que trae consigo la educación preescolar.
Esta corresponde a una etapa fundamental para el proceso formativo de las personas. No solo favorece el desarrollo cognitivo, sino que también es la etapa educativa con mayores retornos sociales. La evidencia empírica ha demostrado que asistir a la educación preescolar disminuye las probabilidades de inasistencia, ausentismo y deserción escolar, además de tener un impacto positivo en los puntajes de las pruebas estandarizadas nacionales en la edad escolar, e incluso en las de acceso a la educación superior (Acción Educar, 2023). En ese sentido, la educación inicial no solo sirve como una herramienta para reducir brechas socioeconómicas, sino que también funciona como un componente esencial en el contexto de la reactivación educativa.
En contraste con lo anterior, la educación parvularia ha sido el nivel con mayores caídas en la cobertura en los últimos años (2,4 puntos porcentuales entre 2017 y 2022) y reporta las cifras de asistencia promedio más bajas del sistema (apenas un 66,2% para junio de 2023). Además, entre los años 2017 y 2022 aumentó el porcentaje de padres que no inscriben a sus hijos en la educación inicial, por no considerarla necesaria. Y el problema no se detiene ahí: la JUNJI ya cuenta con problemas de presupuesto en el año 2023. Trabajadores de la AJUNJI (Asociación Nacional de Funcionarios de la JUNJI) expusieron recientemente en el Congreso las precarias condiciones de estos establecimientos. En algunos casos, no hay siquiera recursos suficientes para mobiliario, materiales pedagógicos y de higienización, calefacción en invierno, agua caliente para el proceso de muda, entre otros.
Ante esto, las respuestas del Ministerio y la Subsecretaría de Educación Parvularia han sido difusas e insuficientes, y el actual reajuste presupuestario no hace más que agudizar la crítica situación que atraviesa este nivel educativo. Resulta especialmente alarmante que, además, se les haya restado presupuesto a los jardines JUNJI VTF (administrados por terceros y financiados por la JUNJI). Estos abarcan la mayoría de la matrícula de la JUNJI (57% en 2022) y reciben una menor cantidad de recursos que los centros educativos de administración directa y que las instituciones vinculadas con la Fundación Integra.
En plena crisis educativa, el Gobierno vuelve a olvidar lo fundamental, relegando a la educación parvularia a un tercer plano y perjudicando directamente a los 95.254 alumnos inscritos en jardines JUNJI VTF, quienes se encuentran aún en peores condiciones que el resto de los establecimientos. Es imperativo que en la discusión del presupuesto se tenga en consideración la importancia y el delicado presente de la educación parvularia.