Malos profesores a lo largo de los años que nunca salgan del sistema y eduquen a miles de niños, y en malos colegios que nunca deban cerrar. Cuesta trabajo pensar en cómo están velando por la tan ansiada calidad.
Esta semana debía votarse en particular en la Comisión de Educación del Senado el proyecto de Ley Miscelánea. En este contexto, llamó la atención que, pese al acuerdo transversal respecto a lo necesario, y sobretodo urgente del proyecto, la senadora Yasna Provoste y los senadores Jaime Quintana y Fidel Espinoza presentaran un set de indicaciones empujando agendas y proyectos personales, lejos del interés del proyecto en cuestión. Veamos algunas de ellas.
Legislan en primer lugar, para el Colegio de Profesores A.G., agregando un nuevo artículo en el Estatuto Docente que establece que sus dirigentes gozarán de los permisos necesarios para ausentarse de sus naturales labores docentes a fin de cumplir sus labores gremiales.
Nada mal para ellos, considerando que ningún otro colegio de profesionales u organización social/gremial cuenta con tal nivel de detalle en la ley respecto a la disponibilidad de tiempo que tienen los dirigentes para dedicarse a sus actividades de representación. Nada más y nada menos que la jornada completa para el Presidente Nacional del Colegio (44 horas semanales). 33 horas para los directores nacionales y presidentes regionales; 30 horas para los directores de carácter regional o de Servicio Local de Educación; 15 horas para los presidentes provinciales y comunales; 10 horas para los directores provinciales y comunales.
Estas horas se imputarán prioritariamente a las actividades no lectivas que tengan. Afortunados establecimientos que los tengan contratados y estudiantes que tengan a su cargo, tendrán profesores con dedicación y vocación por ellos.
Se establece un privilegio con nombres y apellidos: los dirigentes del Colegio de Profesores A.G. Esto, asumiéndose además que es la única organización gremial que podría representar a los docentes. Por cierto, la única hasta el momento con tal nivel de influencia política, ya que no bastando lo anterior, los mismos tres senadores presentan el día antes de la votación un nuevo proyecto de ley para suspender la evaluación docente hasta el año 2024, pese a que el Ejecutivo había resuelto el tema de manera bastante más razonable con sus indicaciones en el proyecto de Ley Miscelánea. Mientras el país avanza en un sentido, ellos van en sentido contrario, inentendible.
Los senadores aprovecharon, además, para tratar de revivir aquí el proyecto que no lograron el año pasado, que modificaba el Estatuto Docente (Boletín11.780-04), lo cual fue un alivio para miles de establecimientos y sostenedores, ya que lo único que hace es quitarles autonomía.
Se pretende que durante el verano los docentes pueden ser convocados únicamente para actividades de perfeccionamiento, dejando fuera tareas críticas para una educación de calidad tales como reuniones de planificación estratégica, capacitación interna, preparación de clases, etc.
Además, se las quiere limitar a las inscritas en el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas, (dejando fuera las impartidas por universidades o instituciones del registro ATE, aproximadamente 1042 vs las 67 del CPEIP), lo que reduce enormemente las posibilidades de acceder a capacitación útil para los colegios, tomando en consideración que el ámbito de temáticas que tiene es acotado y no cubre todas las posibilidades relevantes para ellos. El proceso de inscripción es engorroso, esto solo dejará a los establecimientos con menos capacitación.
No bastando con eso, se permite únicamente durante las tres primeras semanas de enero. ¿Y todos aquellos establecimientos en que directivos y docentes prefieren hacerlo en febrero luego de haber descansado? Prohibido, máxima regulación, mínima autonomía.
Por otro lado, se quiere eliminar como causal para que un docente deje la dotación el que haya sido calificado con mal desempeño en tres evaluaciones consecutivas. Recordemos que en paralelo en la Cámara se vota un proyecto que pretende que los colegios calificados como “insuficiente” por cuatro años no cierren.
Malos profesores a lo largo de los años que nunca salgan del sistema y eduquen a miles de niños, y en malos colegios que nunca deban cerrar. Cuesta trabajo pensar en cómo están velando por la tan ansiada calidad.
Por último, en las indicaciones pretenden regular varias otras materias: asistentes de la educación, obligaciones de colegios privados, hasta acreditación en educación superior. Se ha hecho presente por todos los actores que la Educación Pública necesita urgentemente este proyecto, así lo entendió la Cámara y lo tramitó rápidamente en consecuencia. Lamentablemente, en el Senado se está viendo que los intereses parecieran moverse por otras cosas.