Columna en El Dínamo: Retorno a clases con gusto local

El ministro de Educación ha solicitado a los alcaldes que preparen planes de regreso a clases. Sin embargo, algunos han replicado que esto no es posible mientras el Mineduc no entregue lineamientos sanitarios y pedagógicos claros. Demandan saber cuántos alumnos se permitirán por sala, qué medidas de higiene se exigirán, cómo se financiarán las medidas adicionales, etc. Esto es, en parte, un resabio de nuestra forma burocrática de entender la política pública.

El riesgo de demandar reglas claras está en que, mientras más específica la norma, más rígida será. Luego, ¿qué hace una escuela que quiere realizar clases al aire libre si se le dan instrucciones estrictas sobre las características de la sala? Quizás el lineamiento termine siendo una carga. Demás está decir que ninguna regla puede contemplar todas las excepciones. Por tanto, son preferibles criterios flexibles que permitan a las escuelas encontrar soluciones creativas y hechas a la medida de sus necesidades. En efecto, la OCDE, en su último reporte sobre el Covid-19, urge a los gobiernos y las organizaciones de profesores a valorar la innovación, la flexibilidad y la necesidad de experimentar en las comunidades educativas para diseñar la vuelta a clases.

Por lo tanto, el llamado del Ministro debe ser entendido como una invitación a cambiar el paradigma: transformar el concepto de que las soluciones se diseñan en el gobierno central para ser implementadas hacia abajo, en una estrategia donde las ideas surgen desde abajo hacia arriba, enriquecidas por el contexto local. De esta manera, se aspira a encontrar una respuesta creativa que se adapte a las circunstancias de cada escuela.

Esto no quiere decir que el Estado debe quedarse de brazos cruzados. Es fundamental proveer los recursos y generar capacidades para que los establecimientos educacionales tengan espacio para innovar. Se ha avanzado en flexibilizar la Subvención Escolar Preferencial (SEP) para que pueda ser utilizada en elementos de protección, pero quizás no sea suficiente. En todo caso, no es posible saberlo antes de tener un plan de retorno a clases elaborado localmente.

El Mineduc también deberá dictar lineamientos sanitarios, pero una guía que fomente la innovación no debiese apartarse mucho de repetir lo que todos sabemos: implementación de medidas de higiene, distanciamiento social y aislamiento de casos positivos.

Con todo, la OCDE reconoce que existe un límite a esta concepción. Si la escuela es demasiado precaria, no tiene capacidades ni recursos, el Estado debe intervenir para garantizar las condiciones mínimas a los estudiantes. Pero requerir que el Mineduc imponga una respuesta estandarizada no debiese ser la primera alternativa de las autoridades locales, sino la última.

En suma, el llamado a los sostenedores y organizaciones intermedias es a replicar la estrategia y convocar a sus escuelas para que ellas, incorporando a equipos directivos, profesores y apoderados, se empoderen y propongan planes que consideren las particularidades de su comunidad educativa, aprovechando al máximo la oportunidad de generar políticas desde el contexto local y generando instancias para desarrollar capacidades.

Por: Tania Villarroel, investigadora senior Acción Educar.

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Escrito por Tania Villarroel Oyarzún

Directora de Estudios.