Columna en El Líbero: Liceos Bicentenario; Una política efectiva

• 23 de Diciembre, 2020

Por Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.

Luego de que vieran peligrar su presupuesto en el Congreso -dado el rechazo que le estaban dando los parlamentarios de oposición-, el Ministerio de Educación anunció la creación de 120 nuevos Liceos Bicentenarios para el 2021, logrando con ellos alcanzar la meta de los 300 establecimientos de este tipo en todo el país, comprendiendo las tres modalidades: científico-humanista, técnico profesional y artística.

Los Liceos Bicentenario han logrado mantener sus buenos resultados en el tiempo, logrando ser una alternativa de excelencia en todas las regiones del país, revalorizando la educación pública al punto que se han convertido en la opción preferente de los padres.

Lo anterior se refleja en la mejora de resultados de aprendizajes que han logrado, que incluso los han llevado a acortar las brechas con colegios particulares pagados, permitiendo una mayor movilidad social. Por ejemplo, han obtenido resultados por sobre el promedio en la PSU y mejoras sustanciales en el SIMCE; también mejoras en la convivencia escolar, motivación y autoestima académica, logrando generar un ambiente de altas expectativas entre sus estudiantes.

Poco a poco han quedado atrás las críticas basadas en que mediante esta iniciativa sólo se estaría dando privilegios a ciertos colegios o que no se lograrían mantener los efectos positivos al ampliar la política de los originales 60 colegios.

Lo clave es entender que este tipo de política pública debe comprenderse como una vía más mediante la cual se busca mejorar la calidad, así como también existen otras iniciativas como Escuelas Arriba que pone su foco en aquellas escuelas insuficientes y que requieren de mayores apoyos y orientaciones.

Son precisamente este el tipo de programas que se deben seguir potenciando, que permitan mejoras de resultados a través de apoyos concretos para instalar nuevas competencias en los colegios, en este caso de liderazgo directivo y uso de datos para la toma de decisiones, competencias que especialmente en este tiempo de pandemia son fundamentales de desarrollar, para lograr la capacidad de autonomía y gestión para adaptarse a las circunstancias y construir las confianzas con sus comunidades educativas.

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