Columna en El Mercurio de Valparaíso: Nudos críticos de la educación especial chilena

La educación especial es aquella enseñanza formal dirigida a atender las necesidades educativas especiales (NEE) que se presenten en la población escolar. Conocemos dos tipos generales de respuestas institucionales al respecto: la educación especial diferencial, aquella que se entrega exclusivamente a estudiantes con NEE, y la educación regular con programas de integración escolar (PIE), que está dirigida a toda la población, pero cuenta con recursos focalizados y diferenciados para los estudiantes integrados. Ambas respuestas del sistema educativo a las NEE cuentan con subvenciones diferenciadas.

En Acción Educar realizamos un estudio del marco regulatorio y el estado de la educación especial chilena. La educación especial es regulada por diferentes leyes: la LEGE, la ley de Subvenciones, la reciente Ley TEA, entre otras.  Sin embargo, la normativa con efectos concretos al respecto está conformada, principalmente, por decisiones discrecionales, confusas y poco flexibles de la autoridad administrativa, como decretos y oficios. En otras palabras, la organización y forma de funcionamiento cotidiana de la educación especial dependen de la autoridad de turno. La discrecionalidad, rigidez y desactualización de la normativa vigente representan el primer nudo crítico de la educación especial. El segundo nudo crítico se encuentra en el currículum: la base para la enseñanza especial es la adaptación del currículum regular. Esto no es, necesariamente, adecuado en todo caso.

El análisis de datos públicos sobre la educación especial, presente en nuestro estudio, revela tres grandes hechos. Primero, que tanto la proporción como la cantidad de estudiantes con NEE han aumentado de forma importante en los últimos 3 años: hoy hay casi 590 mil estudiantes con NEE en el sistema. Segundo, las necesidades de la población están cambiando: se evidencia un aumento importante en el diagnóstico de los Trastornos del Espectro Autista (TEA) y los Trastornos Específicos del Lenguaje (TEL). En tercer lugar, las horas de docentes especialistas alcanzan, en promedio, para un máximo de 24 minutos diarios de atención exclusiva por estudiante con NEE en la modalidad regular. Los tres grandes hechos descritos revelan el tercer nudo crítico de la educación especial: los recursos de la subvención no son suficientes para una atención inclusiva y de calidad.

¿Qué hacer? Recomendamos tres grandes medidas, a discutir en detalle. Primero, la elaboración de una Ley de Educación Especial, que permita a los establecimientos acceder a una regulación estable, actualizada y flexible para la atención de los estudiantes con NEE que matriculen. Segundo, el aumento de las subvenciones por necesidades especiales, en atención a su insuficiencia en el contexto actual del sistema, tendiente a la integración y al aumento en los diagnósticos. Tercero, la creación de un marco curricular propio y flexible para la educación especial, a través de la separación de las bases curriculares generales.

La educación especial no es un tema particular: 2 de cada 3 niños chilenos comparte con un estudiante con NEE en su sala de clases. Una atención insuficiente a las necesidades especiales en un aula puede resultar en el truncamiento de trayectorias educativas y proyectos de vida, no solo de los estudiantes con NEE, sino también para aquellos que no las poseen. Comenzar a resolver los nudos críticos de la educación especial significa responder a esas necesidades de manera adecuada.


Escrito por Manuel Villaseca

Director de Estudios (s)