Columna en La Segunda: Dudas en la propuesta de Constitución

Escrita por Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar.

El destacado académico Cristián Bellei escribió en estas páginas una interesante columna sobre la propuesta constitucional. Quisiera complementar y rebatir algunos de sus puntos.

La propuesta de constitución agrega “color” a la educación, al definir una lista de fines y principios. Entre estos se incluye efectivamente la diversidad y el pluralismo, conceptos necesarios. Sin embargo, al contrario de lo que indica el profesor Bellei, estos fines y principios no entienden el valor “personal y social” de la educación de forma equilibrada, sino desproporcionadamente en su dimensión colectiva y política. Los conceptos que reflejan agendas particulares de los convencionales, como los derechos de la naturaleza (sic), sobrepasan los conceptos propiamente educacionales en proporción de 2 a 1. Además, no hay acuerdo en cómo interpretar dichos principios, y lo más grave, no sabemos cómo la autoridad hará cumplir en las escuelas conceptos abstractos y disputados. Además, elementos fundamentales de la educación quedaron fuera de la propuesta, como la dimensión espiritual.

El profesor Bellei destaca que se garantice la libertad de enseñanza y que “nada impide” la creación de colegios particulares. Debemos poner una nota de cautela a esta afirmación. La garantía de la libertad de enseñanza en el borrador es notablemente débil. Primero, porque se omite el derecho y deber preferente de los padres a educar a sus hijos, ampliamente resguardado en el derecho internacional, y, además, nada asegura que una ley no prohíba crear efectivamente nuevos establecimientos privados. Solo quedó la posibilidad de elegir el “tipo de educación”, que no es lo mismo que “escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas”, según reza el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales que los convencionales omitieron deliberadamente.

Por otro lado, el profesor Bellei también nos llama a la calma respecto de que el Estado podrá financiar proyectos privados. Es una posibilidad, no es una certeza ni una garantía. El problema es que el 55% de la matrícula escolar, dos millones de alumnos, asisten hoy a ese tipo de establecimientos cuyo financiamiento no se quiso garantizar. ¿Por qué se deja pendiendo de un hilo a la mayoría de los niños del país? Finalmente, concuerdo que la ausencia de reconocimiento a la educación pública en la carta vigente es grave, pero tanto o más que la omisión de la educación particular en la propuesta que se someterá a votación.


Escrito por Daniel Rodríguez Morales

Director ejecutivo de Acción Educar.