Por Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar
La única manera para afrontar la pandemia y sus consecuencias es hacerlo de forma conjunta y colaborativa. Se requiere de una mirada amplia que nos permita comprender que la educación, la salud, el trabajo, la economía, la infancia; no son ámbitos que se mueven por separado, sino de forma íntimamente relacionados y que encuentran su unión en la familia.
Un ejemplo patente de lo anterior son los efectos que ha traído el cierre de escuelas en los hogares. La Encuesta Bicentenario 2020 da cuenta de que este escenario ha provocado mayores niveles de estrés psicológico, siendo las mujeres las más afectadas. Al mismo tiempo, grupos como Comunidad Mujer han alertado sobre las dificultades de las madres para salir a trabajar y, por consiguiente, el retroceso que se ha generado en la participación laboral femenina. Por lo mismo, la decisión de reapertura de las escuelas y jardines infantiles debe ser capaz de ponderar todos estos factores.
En este sentido, se espera por parte del gobierno una estrategia conjunta, desde los distintos sectores y ministerios para hacernos cargo del difícil problema que afrontamos y evitar lo que elocuentemente ha prevenido la ONU: una catástrofe generacional.
Es muy positivo que distintos ministros -de Hacienda, Trabajo, Salud- se sumaran a la tarea que el Mineduc ha llevado hasta este momento de forma solitaria, poniendo sobre la mesa la urgencia que tiene el retorno a las escuelas (voluntario, seguro y gradual). Con todo, el objetivo principal no debe quedar olvidado, la prioridad son los niños y las medidas que se adopten deben dar cuenta de ello.
Sin embargo, los esfuerzos no solo recaen en el gobierno. Como sociedad debemos ser capaces de colaborar para que esto ocurra. En ello la ex ministra de Educación Adriana Delpiano fue muy clara -en un seminario organizado por el CEP- al subrayar que como ciudadanía no podemos lavarnos las manos respecto a la apertura de las escuelas. También lo hizo la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, al comunicar su respaldo al plan emitido por el Mineduc.
La responsabilidad es de todos, del gobierno para entregar los apoyos y elaborar las políticas adecuadas, de los empresarios para dar las facilidades a sus trabajadores con hijos estudiantes e infantes, de los educadores y directivos para hacer los esfuerzos necesarios para un retorno seguro, de las familias en el cuidado de sus hijos, y de la ciudadanía por velar que se respeten los derechos de los niños y aportar a una discusión seria y honesta.
No caigamos en el absurdo de que por la falta de claridad sobre este tema un niño pueda ir a una celebración con otras 25 o 50 personas, al mall y a un restaurant; pero no pueda volver a clases presenciales.
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