El Ministerio de Educación anunció que planteará pronto un proyecto de ley que busca modificar el Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la educación escolar y parvularia.
Frente a esto, desde Acción Educar hemos planteado la siguiente interrogante: ¿Qué es lo que entendemos por calidad en educación? Y ¿Cómo volvemos a poner a la calidad en el centro? el director ejecutivo de Acción Educar, Daniel Rodríguez, propone una serie de ejes que sean parte de una política que permitan tengan como elemento central a la calidad en la educación.
En primer lugar, es esencial romper la jaula de la burocracia y sobre regulación que afecta al sistema y aleja a los directores y sostenedores de la labor de liderar y educar. “Parte de esta sobrecarga administrativa puede tratarse simplificando los procesos de rendición de cuentas y dándole más coherencia interna a los múltiples planes y programas que hoy conviven. En esto se avanzó en la administración anterior, pero hace falta concretar decididamente”, afirma.
En segundo lugar, es necesaria una estrategia para insertar capital humano de alta calidad en todos los niveles del sistema escolar. Ante esto, el experto señala que “evitar la politización y captura por grupos de intereses gremiales es una condición de base para hacer más atractivo laboralmente el entorno escolar. Replantearse el estatuto docente en profundidad y sin miedo al lobby es el primer paso para que exista consenso técnico y político para mejorar las condiciones laborales, remuneraciones y las carreras de quienes se desempeñan en colegios”.
En tercer lugar, un plan de profesionalización docente intensiva que amplíe la formación de los profesores, con el objetivo de fortalecer las capacidades internas de los colegios. “Profesionalización es también liberar a los profesores de responsabilidades propias de asistentes sociales, sicólogos y administradores. Incluso en un contexto de escasez, es fundamental dejar claro que debemos invertir más en educación escolar y menos en superior”, puntualiza el director ejecutivo de Acción Educar.
En cuarto lugar, entregar a los directores de colegio las atribuciones, respeto y reconocimiento que requieren para hacerse cargo de algo tan complejo como un establecimiento educacional.
En quinto y último lugar, se debe establecer un sistema de monitoreo permanente de los resultados de aprendizaje. “Esta medición debe ser útil y sus resultados oportunos y prácticos para su uso en los colegios. El Simce puede ser la columna vertebral de esto, pero no la única herramienta”, remarca Rodríguez.