El experto en educación y ex jefe de asesores del Ministerio de Educación tuvo a su cargo la elaboración y discusión de los proyectos de ley en materias de educación escolar y superior. Hoy ve con preocupación el rumbo que ha tomado la Reforma.
“Chile tiene un sistema de educación superior mucho más exitoso de lo que se ha intentado instalar en la opinión pública, y las reformas que se están tramitando apuntan en una dirección equivocada”, manifestó ayer el director ejecutivo de Acción Educar, Raúl Figueroa, para quien los cambios en materia de educación superior van en contra del espíritu de la propia reforma, orientada a la equidad.
– ¿En qué sentido se oponen a este objetivo?
– Chile tiene un sistema que se caracteriza por la diversidad de sus proyectos educativos y por la posibilidad de los jóvenes de escoger entre esta diversidad. Las reformas que se están tramitando, lejos de potenciar el sistema lo homogeneizan y, paradójicamente, restringen las oportunidades en particular de los jóvenes más vulnerables. Son medidas que van en una dirección totalmente contraria de lo que uno quisiera potenciar.
– ¿Cómo se afecta a la equidad?
– Hoy día a partir de un sistema de becas y créditos, que puede ser perfectible, los jóvenes tienen la posibilidad de elegir entre una amplia gama de proyectos educativos, con la gratuidad el sistema se va a dividir entre quienes adhieran a ella y quienes por distintas reflexiones no lo hagan. De tal manera que los jóvenes más vulnerables sólo podrán acceder a las instituciones gratuitas y el resto, que probablemente van a tener mayores espacios de desarrollo y no van a tener techo en su calidad, van a quedar disponibles sólo para los jóvenes que tienen condiciones de pagar con sus propios recursos.
– En materia de calidad, el nuevo ente acreditador y de las nuevas exigencias ¿le parece adecuado?
– No, por supuesto que hay que desarrollar mecanismos que permitan mejorar la calidad de las instituciones, el punto es que tienen que ser coherentes con la autonomía de las universidades y con las amplias posibilidades que tienen de desarrollarse. El proyecto de ley lo que hace es establecer una manera única para todas las instituciones y tampoco es lo que todos los jóvenes necesitan. Es la diversidad la que se ve afectada.
– ¿Es partidario de dividir el proyecto de ley?
– Aunque parezca tentador, cada una de las áreas tiene deficiencias y son todas funcionales a una idea global de educación superior que, en general, no es compartida y que tiene que ver con esta falta de diversidad y autonomía. Si se separa el proyecto se corre el riesgo de aprobar por partes aspectos que son funcionales a un diseño equivocado. En mi opinión lo mejor es que, por el contrario, más bien se detenga la discusión en búsqueda de mayores consensos a nivel país.
– Pero si se detiene, viene cambio de gobierno, elecciones y todos están de acuerdo en que se requieren cambios…
– Es que yo creo que tiene que mejorar más que cambiar, ese es el punto. Yo no sé si es que hay un amplio consenso en que los cambios tengan que ser tan radicales, por el contrario, lo que ha pasado en Chile es que se está promoviendo modificaciones que no siempre son necesarias. Se requiere mejoras y un poco más de serenidad en el debate. Lo que veo es que ese elemento esencial no está disponible y, al contrario, hay una cierta polarización en el debate.
– En materia de financiamiento las fórmulas podrían ir en contra de la calidad…
– Uno de los problemas graves que tiene es que implica la fijación de los precios para las instituciones de educación superior, que trae una serie de efectos negativos, que implican situaciones deficitarias, los aranceles que se fijan suelen ser, sobre todo en proyectos de mayor calidad, inferiores a los costos reales que tiene la institución lo que impacta en la calidad y en la autonomía de las instituciones… Hay una gran falencia en cuanto a cómo se pretenden financiar otros aspectos, como la investigación y la vinculación con el medio.
Ver entrevista en Diario de Concepción.