Por: Romina Douglas.
Según la directora de Acción Educar, Magdalena Vergara, con la nueva normativa se contribuiría a disminuir la deserción escolar y se potenciaría “una mirada bastante más integral de lo que podría ser la función pedagógica”.
Se acabaron los cálculos a fin de año para saber si con las últimas notas alcanza para salvar al menos un promedio rojo y así evitar la repitencia la cual cada año han vivido más de cien mil escolares en el país, según cifras del Ministerio de Educación.
Y es que, en febrero de 2018, el Consejo Nacional de Educación (CNED) aprobó el Decreto de Evaluación, Calificación y Promoción de Escolares, que fue presentado por la Unidad de Currículum y Evaluación (UCE) del Mineduc y comenzó a regir a partir de marzo de este 2020.
Con ello, se dio un giro 360° a la forma de cómo determinar la repitencia de un estudiante. Esto, ya que si hasta ahora era suficiente con incumplir los criterios de calificaciones e inasistencias para repetir, con la nueva normativa la decisión pasará antes por un análisis pedagógico y piscosocial por parte de un equipo compuesto por profesores, directivos y profesionales afines.
Los “pro” de la nueva normativa
Para Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar, la importancia de este cambio radica en que ahora el tema “se verá caso a caso. Lo que existía anteriormente era una repitencia por no cumplir con los requisitos académicos que eran iguales para todos, no considerando que cada estudiante es distinto y tiene ciertas necesidades que son diversas y que responden a diferentes situaciones”.
Entonces, “¿qué permite esto? Hacerse cargo de que finalmente la educación va a depender de cada situación, de cada estudiante, de cada establecimiento respecto de las necesidades de sus propios alumnos y hacerse cargo de ellos. Se busca con esto una mirada bastante más integral de lo que podría ser la función pedagógica“, explicó a EL DÍNAMO la directora ejecutiva de la fundación.
De hecho, y en relación a este último punto, con la puesta en marcha de la medida también se plantea un mayor acompañamiento a los alumnos, especialmente cuando hayan estado en situación de riesgo de repitencia, velando por su acceso a las oportunidades que les permitan seguir avanzando en sus aprendizajes.
Cabe destacar que, aunque no se eliminará en su totalidad la repitencia, ésta sólo se considerará como una última medida en casos excepcionales, previamente analizandos por el equipo escolar.
“Cada caso es único, y pueden haber situaciones en que efectivamente para un niño si sea más conveniente repetir el curso. Ahí hay razones muy diversas, no solamente es por razones de falta de ciertos conocimientos académicos, sino también por la inmadurez que tenga este niño. O sea, hay muchas razones por las cuales -tanto los padres como los profesores- puedan decidir que es mejor en este caso que el niño repita”, explicó Vergara.
La normativa, que descarta la repitencia automática se aplicará a los alumnos de todos los cursos, y tendría como principal beneficio disminuir la deserción escolar, según la directora ejecutiva de Acción Educar. Y este no es un tema menor, considerando que existen en Chile cerca 157 mil niños y jóvenes entre 6 y 21 años que no están matriculados en un establecimiento y no han completado su ciclo escolar.
Otras modificaciones
Además de las grandes modificaciones en torno a los criterios de la repitencia, el nuevo decreto plantea que el número de horas de un ramo ya no necesariamente definirá el número de notas, promoviendo una mayor libertad en términos de evaluaciones, y también se sugiere que se empleen distintos tipos de evaluaciones, acordes a los ritmos y particularidades de los alumnos.
Asimismo, se establece que ninguna prueba puede superar el 30% de ponderación en la calificación final de la asignatura, y se elimina la opción de eximirse de algún ramo o módulo en pos del aprendizaje de todos, entre otros aspectos.
“En el fondo, no es que queda totalmente en libertad el establecimiento. Se establecen ciertas reglas, pero aún así ahora tienen una mayor autonomía para poder ir definiendo sus sistemas de evaluación”, explicó Vergara, quien agregó que “hay que entender que la evaluación es parte de los métodos de enseñanza del establecimiento y del docente, y por lo tanto, tiene que estar muy de la mano con cuál es la propuesta y el método que el profesor quiere llevar a cabo”.