Por: Romina Douglas.
La última edición del Ranking de Shanghái incluyó únicamente a cuatro planteles nacionales, y sólo uno de ellos entre los 500 mejores del mundo.
Días atrás se publicaron los resultados de la versión 2020 del Ranking of World Universities (ARWU), la medición con mayor trayectoria en este ámbito y una de las más prestigiosas a nivel global. Y, en esta oportunidad, sólo figuraron cuatro planteles nacionales: la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de Concepción y la Universidad Andrés Bello.
En esta medición, también conocida como el Ranking de Shanghái, se evalúan indicadores objetivos asociados a investigación y producción científica, incluido el número de profesores y ex alumnos distinguidos con medallas Fields, referentes a descubrimientos sobresalientes en Matemáticas, y Premios Nobel.
Bajo estos parámetros, y tal como suele suceder cada año, las instituciones estadounidenses dominaron en las mejores posiciones, adjudicándose este 2020 el primer lugar del ranking la Universidad de Harvard. Mientras que, a nivel latinoamericano, el liderazgo recayó en la Universidad de Sao Paulo, la cual se posicionó en el escalafón correspondiente a las 101-150 mejores instituciones del mundo.
En el plano nacional, en tanto, la Universidad de Chile fue la única institución entre las mejores 500 del orbe, seguida por la Pontificia Universidad Católica de Chile, que se ubicó en el segmento de las 501- 600.
Más atrás, se posicionó la Universidad de Concepción, tras lograr un puesto entre las 801-900, y la Universidad Andrés Bello, que apareció en el rango de las 901-1000 mejores universidades del mundo. Pero, ¿por qué únicamente cuatro figuran en este ranking y sólo una entre las primeras 500? ¿Qué hace falta para mejorar estos resultados? Para profundizar en ello, EL DÍNAMO conversó con diferentes actores del mundo de la ciencia y la educación.
Antes de analizar los diferentes factores que podrían incidir en que sólo unas pocas universidades nacionales aparezcan en posiciones destacadas en rankings internacionales, se hace necesario “mirar estos en su justa medida”, según explicó Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.
Y es que, por ejemplo, en el caso del Ranking del Shanghái, se miden indicadores asociados a la investigación principalmente científica, dejando de lado el trabajo que pueden hacer diferentes planteles en materia de ciencias sociales y humanidades.
Además, hay que “considerar que este ranking (ARWU), debido a que no ajusta los indicadores de acuerdo al tamaño de la institución, distorsiona de cierta forma los resultados, favoreciendo a instituciones más grandes. Esto es importante ya que las universidades chilenas, comparándolas con otras instituciones líderes a nivel mundial, tienen menor tamaño”, explicó Benjamín Maturana, jefe de la División de Políticas y Articulación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
Pero, más allá de estos antecedentes, también entraría a jugar el papel que como país le otorgamos a investigación científica, según afirmó el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi.
“Pienso que tiene que haber una responsabilidad de la sociedad chilena en su conjunto por el desarrollo tanto de la ciencia como de las artes y las humanidades. Nosotros tenemos una universidad dentro de las diez primeras de América Latina y Brasil tiene siete, pero Brasil tiene tres veces la inversión en universidades que la que tiene Chile en investigación científica, como porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto) per cápita. Entonces, son diferencias demasiado grandes”, detalló Vivaldi.
Con respecto al punto del financiamiento, para la directora de Acción Educar el tema pasa, en parte, porque éste “siempre ha ido más bien hacia los estudiantes, pero no nos hemos hecho cargo de cómo también incentivamos el financiamiento desde el punto de vista de las investigaciones”. Y es que, aunque se ha avanzado, “efectivamente, desde el punto de vista de la investigación, hace falta una serie de políticas públicas que busquen fortalecer ésta”, agregó.
Ante ello, desde el Ministerio de Ciencia, por medio de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), hoy se encuentran enfocados en apoyar “proyectos de investigación a través de FONDECYT y de distintos instrumentos de investigación asociativa, como son los Anillos, Núcleos, Centros e Institutos de Investigación. Y en el caso de FONDECYT, ANID está trabajando en robustecer su gestión para mejorar cada día el apoyo que se entrega a las y los investigadores e investigadoras”, detalló Maturana.
Finalmente, el rector de la Universidad Andrés Bello, Julio Castro, añadió que “el Academic Ranking of World Universities (ARWU) no sólo clasifica a las instituciones de educación superior según su producción científica, sino que también ve materias disciplinares específicas. Por lo tanto, somos pocas las universidades en el país que ofrecen las distintas disciplinas del saber y que tienen un fuerte compromiso con la investigación para ser destacadas en esta medición internacional”.
Para leer la nota en El Dínamo, ingresa aquí.