El test que reemplazó a la PSU se desarrolló sin grandes incidentes y de forma normal dentro de todas las dificultades para los postulantes.
Por S. Dote
Esta semana se realizó una inédita Prueba de Transición Universitaria (PDT), la que en general tuvo un balance positivo en su organización, a pesar de los múltiples factores que incluso ponían en peligro su realización.
La pandemia del coronavirus y las amenazas de un nuevo boicot por parte de organizaciones estudiantiles contrarias a las pruebas de selección universitarias puso en peligro la sobrevivencia del proceso, el que para las autoridades es la prueba de fuego para avanzar hacia un nuevo sistema de admisión a la educación superior.
Lo cierto es que durante las cuatro jornadas de rendición gran parte de los 263.377 postulantes pudo realizar su test con la “normalidad” impuesta por la crisis sanitaria. Quienes resultaron contagiados o permanecen en cuarentena por COVID-19 tendrán una nueva fecha de rendición a finales de enero.
La disminución de preguntas, el ajuste de contenidos y el intenso protocolo sanitario fueron parte del proceso, el que tiene como gran meta superar la inequidad del sistema, la que separa a los alumnos de colegios particulares de quienes provienen del sistema público y técnico-profesional.
La prueba en pandemia
El coronavirus fue el protagonista de la Prueba de Transición, y a la hora del balance inicial, es uno de los elementos claves para definir la situación de los estudiantes.
Muchos alumnos de 4° Medio llegaron al examen tras meses de clases online, sin vivir los ritos del egreso del colegio. Y aunque la prueba tuvo un ajuste en sus temarios para considerar solo los contenidos esenciales, las complicaciones propias de un año extraño en todos los sentidos fue perjudicial para quienes buscar ingresar a la educación superior.
“Sin duda que este año, dado el contexto de la pandemia, fue bastante más compleja la preparación de la prueba para los estudiantes. Esto a pesar de todos los esfuerzos que se hicieron, tanto por parte del Mineduc como de los distintos establecimientos, para que pudieran prepararla de la mejor forma desde sus casas”, expresó a EL DÍNAMO Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.
La experta afirmó que uno de los esfuerzos que se hicieron para mejorar la situación de los postulantes fue el preuniversitario virtual, el que buscó respaldar a los estudiantes ante la imposibilidad de instrucción de forma presencial.
A estas complicaciones se sumaron los estudiantes que no pudieron llegar a la prueba por dificultades propias de la pandemia.
El Ministerio de Educación (Mineduc) informó que hasta el martes 5 de enero (cuando el grupo 1 de alumnos realizó su última prueba) habían 1.025 que estaban en el sistema Epivigila por tener COVID-19 o estar en cuarentena. Ellos rendirán el test a finales de este mes.
Sin boicot
Otro factor que encendió las alarmas en la previa de la Prueba de Transición fue un posible nuevo escenario de protestas, las que harían que se repitieran las escenas de enero de 2020, cuando organizaciones estudiantiles boicotearon la última PSU, impidiendo el desarrollo del test de Historia por la filtración de los facsímiles.
La reactivación de las protestas por parte de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) generó inquietud en las autoridades. El 21 de diciembre, un par de semanas antes de la prueba, la agrupación se tomó la sede de la Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE) de la Universidad de Chile, una de las entidades que organiza el proceso de admisión universitaria.
Al igual que el año pasado, la demanda por el acceso universal a la educación superior fue la bandera de lucha de los secundarios, quienes a diferencia de la vez anterior, evitaron hablar de una convocatoria a boicot. “Quien quiera darla que la dé”, señalaron en una declaración pública.
Las jornadas de la Prueba de Transición finalmente se desarrollaron sin incidentes y con un fuerte resguardo policial. De todas formas, la ACES se manifestó en el frontis del Mineduc, en una protesta que incluso terminó con la detención de un camarógrafo de Chilevisión/CNN Chile.
Los nuevos pasos
Los efectos de la pandemia del coronavirus en la Prueba de Transición recién podrán ser parte del balance el 11 de febrero, cuando los estudiantes conozcan los resultados obtenidos en las pruebas de Comprensión Lectora, Matemática y las optativas de Ciencias e Historia y Ciencias Sociales.
Magdalena Vergara de Acción Educar cree que esto irá más allá de una posible baja en los puntajes, ya que también se reflejarán las diferencias en el nivel de preparación que tuvo cada estudiante para enfrentar el proceso de selección.
“Esto más que verse reflejado en una baja en los puntajes generalizada, porque la prueba se normaliza, puede sí traducirse en una brecha entre los alumnos de colegios particulares pagados y colegios municipales, pero también puede haber mayor heterogeneidad entre mismos colegios según las posibilidades que tuvieron para prepararse correctamente”, señaló.
Un adelanto sobre el posible impacto socioeconómico del acceso a la educación superior en 2021 se podría detectar en los antecedentes previos de los inscritos entregados por Mineduc, ya que detrás de la caída completa del número de postulantes (9,6% menos que la última PSU), los provenientes de colegios particulares pagados disminuyeron en un 4,2%, en los particulares subvencionados bajaron a un 8,6% y en los municipales se redujeron en un 15,8%.