La inédita y anómala caída de 15 puntos en los resultados de lenguaje de alumnos de octavo básico en la prueba Simce, la peor desde 2000, abrió un manto de dudas en los especialistas en educación que no comprenden por qué ocurrió, y se preguntan si hubo cambios en la metodología o en las pruebas que no han sido debidamente informadas.
En 2000, el Simce en lenguaje arrojó 250 puntos, luego subió a 251 en 2004, a 253 en 2007, varió levemente a 252 en 2009, creció a 254 y 255 en 2011 y 2013, respectivamente, y cayó a 240 puntos el año pasado. Sin embargo, en matemáticas se mantuvo prácticamente igual, en 261 apenas inferior al 262 de 2013.
Por ello, los especialistas consultados por “El Líbero” coinciden en pedirles públicamente explicaciones de la extraña caída en lenguaje a la Agencia de Calidad de la Educación, dependiente del Ministerio de Educación, y dirigida por Carlos Henríquez, quien fue elegido por el Sistema de Alta Dirección Pública (ADP).
“Él es la persona que debe dar respuesta a este tipo de fenómenos”, sostiene Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP). “Desde un punto de vista estadístico, con los mismos profesores y establecimientos, no es posible entender esta baja. Es imposible una caída de esa naturaleza. Es muy, muy atípico que ocurra algo así. Es muy poco probable que esto ocurra por una baja tan drástica en los niveles de aprendizaje de los estudiantes”, agrega Eyzaguirre.
A su juicio, la Agencia de Calidad debe revisar muy bien la prueba, ver qué pasó, por qué sólo cae dramáticamente en lenguaje y en octavo básico. Una posible hipótesis, reflexiona, podría ser un problema en la prueba misma, analizar si hubo alguna pregunta que no supieron responder los estudiantes.
“Tengo entendido que hubo un cambio de curriculum que podría haber influido, que tienen más lectura, pero de todas maneras es una baja importante y hay que buscar la explicación. Habrá que ver el próximo año si fue un error de medición o si está pasando algo que se deba atender”, puntualiza la investigadora del CEP.
Especialista: “Hay que cuidar mucho el Simce y no permitir que se cubra con un manto de duda”
En la misma línea, José Luis Arteaga, master en educación en la Universidad de Harvard, ex jefe de proyectos del Centro de Perfeccionamiento e Investigaciones Pedagógicas del Mineduc, y ex jefe del área de Educación del ADP, encargado de seleccionar a los directores de escuelas municipales, pide aclarar las dudas cuanto antes porque se debe resguardar la credibilidad del Simce, que ha sido una herramienta clave en la mejora de la educación chilena.
Incluso, relata que estuvo en una exposición en Harvard donde el conferencista internacional destacó el avance de la educación de nuestro país, y que un factor clave había sido el Simce porque permitía estandarizar y hacer seguimiento a los resultados académicos, sistema que calificó de vanguardia mundial.
“El Simce sigue siendo nuestra herramienta más objetiva para medir el desempeño de las escuelas. Es muy importante cuidarlo y darle la importancia que se merece. Hay que cuidarlo mucho y no permitir que se cubra con un manto de duda que pueda hacerle perder credibilidad”, afirma Arteaga.
Por eso coincide con Eyzaguirre en que la Agencia de Calidad debe explicar con más claridad la “variación tan extraña en los puntajes. Tiene que haber una explicación concreta detrás. Hay algo que, por alguna razón, no es totalmente comparable con las anteriores mediciones”.
El especialista de Harvard agrega que la caída en lenguaje podría explicarse, en parte, por un menor desempeño de los alumnos, pero que la parte mayor podría ser por un cambio en la metodología y el currículum.
“La agencia aporta mucho en avanzar hacia donde se debe pero hoy hay muchos empecinados en desprestigiarla, partiendo por el Simce, lo que es grave, porque está causando que muchos directivos de escuelas estén redirigiendo sus energías desde el aprendizaje y los logros en los resultados, hacia las nuevas exigencias administrativas que se están imponiendo”, plantea José Luis Arteaga.
Para Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar, el estancamiento en los resultados del Simce es una “señal clara de la necesidad de volver al diseño de políticas públicas centradas en los aprendizajes. En los últimos dos años el sistema se ha visto paralizado ante tanto debate vinculado a cambios estructurales que poco impacto tienen en la calidad”.
Figueroa pide al Mineduc dar señales urgentes de confianza en los establecimientos educacionales y permitirles desarrollar su labor, “lo que es fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema de aseguramiento de la calidad de la educación”.
CEP: El gobierno debería replicar experiencia de liceos bicentenarios
Otro de los resultados del Simce es que los 60 liceos bicentenarios creados durante el gobierno anterior obtuvieron tres puntos más en lenguaje y dos puntos más en matemáticas, que los 12 liceos emblemáticos tradicionales (Instituto Nacional, Barros Arana, Barros Borgoño, José Miguel Carrera, Javiera Carrera, Lastarria, entre otros). Por lo que la especialista del CEP, Sylvia Eyzaguirre, plantea que dicha experiencia debería ser replicada por el gobierno, y extender ese mecanismo de excelencia al resto de los liceos públicos: “Habría que ver por qué el gobierno no los expande y trata de que todos los liceos ojalá sean bicentenario. Es un experimento del gobierno anterior que ha dado buenos resultados y sería interesante seguir avanzando con esa política”.
Crece brecha socioeconómica y entre liceos y colegios subvencionados
La medición mostró, además, que la brecha entre estudiantes de mayores y menores ingresos aumentó, salvo en lenguaje en segundo medio. Mientras en 2009 existían 83 puntos de diferencia en matemáticas y 65 puntos en lectura entre los alumnos de altos ingresos respecto de los de bajos ingresos –el Simce los clasifica en cinco niveles de ingresos-, al 2013 esta brecha había bajado a 75 y 51 puntos respectivamente.
Sin embargo, en la medición de 2014, la brecha aumentó por primera vez desde 2009, pasando a 76 puntos para matemáticas (un punto más que la medición anterior) y 58 puntos para lenguaje (siete puntos más que la medición anterior).
Adicionalmente, las brechas académicas entre las escuelas públicas y colegios particulares subvencionados también crecieron. En segundo medio, la diferencia en lenguaje pasó de 20 a 22 puntos entre 2013 y 2014, mientras en matemáticas creció de 21 a 38 puntos en el mismo período.