Más de 260 mil estudiantes de educación superior cursan sus carreras sin costo, pero dejando una deuda de $38 mil millones a las casas de estudio. En las pruebas Simce y PISA los resultados se mantienen igual que antes de este gobierno, y las escuelas municipales han perdido 31 mil alumnos.
Termina el año 2017 y se acerca la hora de los balances para la administración de la Presidenta Michelle Bachelet, quien entregará el poder por segunda vez a Sebastián Piñera en marzo de 2018.
En la “transformación política, social y económica” que se planteó la Mandataria en su programa presidencial, la educación destacó como el pilar fundamental, ya que permitiría “mayor inclusión social, beneficiando a los miles de niños y niñas, jóvenes y sus familias que quieren mejorar su bienestar”.
Para ello Bachelet impulsó la reforma escolar que terminó con el lucro, el copago y la selección en los colegios subvencionados, aprobó una ley que traspasa los colegios municipales a organismos dependientes del Ministerio de Educación, y está enfrascada en una reforma a la educación superior, que instaura la gratuidad y cambia las reglas del juego de todo el sistema.
El legado de Bachelet en educación: Gratuidad pero con millonario déficit
Pero, al cabo de cuatro años de gestión, ¿cuál es su legado concreto, a la luz de los indicadores del propio Mineduc?
Una investigación de la fundación Acción Educar muestra reveladores datos sobre el sistema educativo chileno entre 2014 y este año.
Sin duda, el beneficio de la gratuidad aparece primero en la lista de balance, ya que se asignó a 138 mil estudiantes en 2016 y a 261 mil en 2017, de los cuales este año 83 mil (32%) estudian en universidades estatales del CRUCh. El resto lo hace en casas de estudios privadas, en institutos profesionales y en Centros de Formación Técnica.
El costo estatal es otro dato relevante, ya que el Fisco ha destinado en ambos años la suma de 1,1 billón de pesos, monto que irá creciendo a medida que se sumen más alumnos.
El lado B del beneficio, sin embargo, es el enorme déficit que la gratuidad ha generado en las casas de estudio, ya que el arancel que paga el Mineduc está por debajo del costo de las carreras, lo que los obliga a reducir recursos en investigación, infraestructura, y personal, entre otros daños colaterales.
El déficit de 2016 sumó casi $21 mil millones y el de 2017 casi $18 mil millones, totalizando $39 mil millones. Lo preocupante es que a ese ritmo las pérdidas superarán los $108 mil millones a 2020, según un estudio de Acción Educar, lo que sería insostenible para las instituciones educativas.
A juicio del investigador de Acción Educar, Daniel Rodríguez, “la alternativa de política de fijar aranceles genera enormes perjuicios al sistema. Lo que vemos ahora es el déficit financiero de las instituciones, pero en el largo plazo observaremos un estancamiento de la calidad y la innovación y una progresiva pérdida de la diversidad de las instituciones. También es esperable una mayor segregación social en educación superior”.
Respecto de las matrículas, los centros de formación técnica perdieron -7,6% alumnos, pero los institutos superiores subieron en 6,8%, y las universidades privadas del CRUCh crecieron en 7%, cifra superior al 4,9% de las Ues estatales del CRUCh.
Legado en educación escolar: Cayó la matrícula en escuelas públicas y se estancó el Simce
Pese al discurso de fortalecimiento de la educación pública que ha sostenido el gobierno de Bachelet, los datos muestran que la matrícula en las escuelas municipales cayó en 31 mil alumnos entre 2014 y 2016. Ello significa que hay 1.273.530 estudiantes en ese sector público, equivalente al 35,9% del total de 3.550.837 alumnos de enseñanza básica y media. Ese porcentaje cayó en un punto durante el gobierno de Bachelet.
En cambio, los colegios particulares subvencionados subieron su matrícula en casi 23 mil alumnos y los particulares en 18 mil.
Los resultados de las pruebas Simce en cuarto básico y segundo medio no tuvieron un incremento sino se estancaron. Por ejemplo, en matemática en segundo medio en colegios públicos subió un punto entre 2014 y 2016, y cayó tres puntos en lenguaje, lo que no representa una diferencia estadísticamente significativa.
En las pruebas internacionales PISA que se tomaron entre 2012 y 2015 los resultados en matemáticas no mostraron variación, al igual que en ciencias donde el incremento de dos puntos no representa un aumento estadísticamente significativo. Por otro lado, se observa un incremento de 18 puntos en la prueba de lectura, los que representan una mejora significativa.
Para Rodríguez, “hace más de 10 años que hay claridad en la necesidad de movilizar al sistema escolar en dirección de mayor calidad en los aprendizajes. Por lo mismo, preocupa la poca proactividad del gobierno en la implementación del sistema de aseguramiento de la calidad. Es más, no ha escatimado recursos para debilitarlo. El despliegue de la labor de la Agencia de Calidad de la Educación no ha sido una prioridad del Mineduc, que la ha postergado permanentemente. Es probable que en lo que queda de tiempo legislativo se intente desmantelar el sistema de aseguramiento”.