Subsecretario Juan Eduardo Vargas afirma que los datos preocupan, pues muestran que el impacto de la pandemia y el sabotaje a la PSU fue más grave para alumnos de colegios municipales y subvencionados.
Por V. González
La generación que egresó de la enseñanza media en 2019 la ha tenido difícil. Sus últimos días de colegio transcurrieron en medio de la crisis social y miles rindieron la PSU entre disturbios, quemas de facsímiles y otros desórdenes, producto del boicot convocado por algunos grupos de secundarios. Luego, como si fuera poco, llegó la pandemia.
Así, la matrícula de educación superior vivió este año una caída inédita y datos del Mineduc muestran que, en comparación con el proceso de admisión anterior, la tasa de ingreso inmediato a los planteles -es decir, apenas los jóvenes egresan del colegio- cayó en dos puntos porcentuales, llegando a 47,1% en 2020.
La disminución, sin embargo, no fue pareja entre los egresados de los distintos tipos de establecimientos (ver infografía). Las principales bajas fueron entre los alumnos de recintos municipales y subvencionados (-2,5 y -1,7 puntos porcentuales menos entre la generación 2018 y 2019), mientras que entre quienes salieron de un colegio particular pagado casi no hubo impacto.
Si bien las variaciones pueden sonar leves, representan un quiebre luego que en los últimos años la tasa de acceso inmediato se mantuviera en torno al 49%. Además, resultan paradójicas, considerando que parte de lo que las protestas contra la PSU buscaban visibilizar eran las críticas a la desigualdad en educación.
‘En concreto, estamos hablando de más de tres mil jóvenes que no ingresaron inmediatamente a la educación superior. Estos datos son preocupantes, dado que revelan que los más afectados por los efectos del sabotaje a la PSU y la pandemia por covid-19 son los jóvenes de contextos más vulnerables y de clase media’, plantea el subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas.
Posible tendencia
Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar, afirma que los datos están alineados con análisis del centro de estudios sobre la matrícula en educación superior. ‘Vimos que efectivamente los estudiantes matriculados (que habían egresado de) colegios municipales, en 2020, son 16 mil menos que en 2019’, detalla. La abogada añade que ‘esta disminución podría también seguir en una tendencia, dado lo que ha ocurrido con la pandemia, las consecuencias de la educación remota y las consecuencias económicas’.
El subsecretario Vargas afirma, tras constatar el impacto del sabotaje a las pruebas entre los más vulnerables, que ‘trabajaremos para evitar que se repitan hechos como los ocurridos en el proceso pasado’. Desde julio, agrega, trabajan con los ministerios del Interior y de Salud, además del Demre de la U. de Chile, en protocolos que resguardan la rendición en enero de 2021.
Pero también hay inquietud por el efecto de la pandemia, tanto en deserción estudiantil como en el proceso de matrículas del próximo año.
‘Es por esto que es fundamental que el sistema de educación superior pueda ir retomando gradualmente clases presenciales, de manera voluntaria y flexible, como hasta ahora lo han hecho cerca de 70 instituciones. Esto, porque la experiencia de aquellos estudiantes que han vuelto a las actividades presenciales ha demostrado el importante valor que tiene para ellos el relacionarse con sus compañeros y profesores, fortaleciendo así su vínculo con la institución y evitando la deserción’, dice Vargas.
Andrés Bernasconi, académico de la Facultad de Educación de la UC y director del Centro de Justicia Educacional, alerta desde ya por lo que pueda pasar en 2021. ‘Aunque haya gratuidad y otras ayudas estudiantiles, si el estudiante al salir de 4º medio tiene que trabajar para sostener a su familia, entonces sus oportunidades de estudio disminuyen considerablemente. Siempre podrían con gratuidad estudiar en vespertino, pero aún así se hace muy difícil. A menos que haya una recuperación milagrosa de aquí a marzo, creo que mucha gente va a optar por no ingresar a la educación superior si tienen una condición económica muy precaria’, dice.