Advierten que programas de convivencia escolar tienen un alcance y recursos limitados. También, que la idea de “cambio de paradigma” que se delineó en 2022 está desconectada de las prioridades del país.
Efectos de la pandemia
Junto con las brechas en los aprendizajes producidas por tener los colegios cerrados por 259 días, uno de los problemas que ha debido abordar el Mineduc es la convivencia escolar. En ese sentido, la cartera lanzó el plan “Seamos Comunidad”, que se enfoca en las 60 comunas con mayores situaciones de violencia escolar, y el plan “Habilidades para la vida”, que ha hecho intervenciones en hasta 100 comunas para mejorar la salud mental de las comunidades.
El documento de Acción Educar plantea que “aunque ambas políticas parecen ir en una buena dirección, considerando que la violencia escolar está relacionada con una salud mental en dificultades”, el alcance de los programas “es bastante limitado, tomando en cuenta que Chile está dividido territorialmente en casi 350 comunas”.
Asimismo, se critica que el presupuesto es limitado, pues ambos programas contaron en 2022 con $12.500 millones y como se llegó a 800 mil estudiantes, “se estaría invirtiendo apenas $15.625 por alumno en un año”.
Otro de los problemas que agudizó la pandemia es la deserción escolar. Según datos del Ministerio, 50.529 alumnos abandonaron el sistema entre 2021 y 2022, y entre las medidas que se abordaron para revertir la situación está la creación de un equipo de 1.300 personas para ir en búsqueda de quienes dejaron de estudiar.
“Si se busca reinsertar a 50 mil alumnos, cada miembro del equipo debería ayudar a más de 38 personas en un largo proceso”, concluye la fundación.
Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, resume que, “desde la recuperación educativa, el balance es negativo: se partió con un programa tímido y desfinanciado, que no tuvo impacto y debió ser relanzado un año después. Demasiado tarde”.
Proyectos de ley
El año pasado, el Mineduc se había comprometido a presentar siete iniciativas legislativas, entre ellas una reforma a la educación pública y la condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE). Según el informe de Acción Educar, se presentaron dos textos legislativos: uno que aplazaba la entrada en vigencia de los aranceles que se pagan por los alumnos en gratuidad y otro que dilataba el traspaso de colegios municipales al nuevo sistema público.
“A pesar de la constante concurrencia del ministro de Educación y su equipo a las comisiones del Congreso, llama la atención la ausencia de directrices claras en los anuncios”, critica el documento.
También señala que el Ejecutivo dio urgencia a 10 iniciativas relacionadas con educación, dos del gobierno anterior y las otras de mociones parlamentarias. “Si bien estas se alinean con la agenda ministerial, tenían un efecto limitado, buscando eliminar normas que no son de su agrado y así preparar el terreno para alguna de las reformas anunciadas. Por ejemplo, la moción que elimina el cierre de escuelas por desempeño insuficiente pretende cuestionar el sistema de evaluación y de aseguramiento de la calidad, para así plantear uno que, entre otras cosas, ponga fin a las pruebas que miden aprendizajes”, puntualiza el texto.
El paradigma
Al asumir el actual Gobierno, se habló de un “cambio de paradigma” en educación, pero según Acción Educar esto resultó estar “desconectado de las verdaderas prioridades del país”.
De acuerdo con el análisis, “de la idea de un cambio de paradigma derivan los esfuerzos del Ministerio en su gestión, orientados a suspender evaluaciones, hacer inconsecuentes las medidas de calidad de los establecimientos y quitar apoyo a los liceos de excelencia”.
Sobre este punto, el centro de estudios es particularmente crítico y señala que “el discurso del Ministerio, que reivindica equidad e inclusión en la educación, confunde dichos conceptos con una preferencia poco sana por lo estatal y con el deseo de enarbolar las banderas más perjudiciales del gremio docente, entre ellas, la suspensión de evaluaciones”.
“Lo más preocupante fue la idea del cambio de paradigma, que llevó al Mineduc a extraviarse tratando de eliminar el Simce, la evaluación docente, pagar la llamada deuda histórica, dejando en el total abandono la gestión y las acciones urgentes, como la deserción y el ausentismo“, asegura Rodríguez.