Cifras de los últimos años evidencian también crisis de liceos municipales, agudizada por protestas de emblemáticos.
Escrita por Dierk G.
Esta semana terminó el proceso de postulación al Sistema de Admisión Escolar (SAE), que desde 2016 asigna las vacantes de establecimientos educacionales de los niveles parvulario, de enseñanza básica y media que reciben financiamiento estatal, ya sean de administración municipal o compartida (particulares subvencionados).
El modelo empezó de forma progresiva, pero desde 2019 considera a todos los recintos del país y ya se puede observar cómo ha aumentado el interés de las familias por postular a colegios subvencionados, en contraste con los municipales.
Según especialistas, esto también está influenciado por la crisis que viven los actualmente llamados liceos emblemáticos, que históricamente fueron reconocidos por su calidad académica, pero que en los últimos años han sido afectados por la violencia.
Un análisis de Acción Educar evidencia que entre 2019 y 2021, casi siete de cada 10 primeras preferencias fueron dirigidas a colegios subvencionados, y alrededor de un 40% de las familias postula a sus hijos únicamente a este tipo de establecimientos.
El director ejecutivo, Daniel Rodríguez, afirma que “los liceos han caído en una situación tan lamentable y es inevitable que eso afecte la imagen de la educación pública”.
El análisis, además, muestra una grave situación en el nivel parvulario, con una fuerte baja en la matrícula total: la cantidad de postulantes a kínder cayó un 31% y a prekínder, un 20% entre 2019 y 2021.
En 1 Medio, además, el retroceso fue de 1,2%, ya que se trata de un nivel obligatorio, pero también fue afectado por la pandemia.
Rodríguez sostiene que “es una preocupación enorme porque no solo demuestra el problema de la asistencia, sino que no están ingresando al sistema, y eso refuerza la necesidad de enfocarse en recuperar estándares de asistencia previos”.
Según el análisis, este año se debería registrar una caída de postulantes aún mayor, por lo que se proyecta que el número de matriculados en ambos niveles sea el más reducido en al menos una década.
El director ejecutivo añade que “si uno lo conecta con lo que ha ocurrido previamente, como el hecho de que el año pasado se haya rechazada la obligatoriedad de kínder, y que la Convención Constitucional haya intentado eliminarlo también de la misma Constitución, son señales, y deberíamos todos alinearnos en que si este nivel fuera obligatorio estas cosas no ocurrirían”.