Los nuevos inscritos en los programas que se imparten a distancia fueron más de 31 mil, 70% más que el año pasado. En cambio, disminuyó el número de jóvenes menores de 25 que ingresan a la educación superior.
Por D. Gotschlich
“Estamos contentos y esperanzados”, aseguró ayer el subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, al presentar los resultados sobre los matriculados de este año en universidades, institutos profesionales (IP) y centros de formación técnica (CFT).
La cartera dio a conocer el Informe de Matrícula de Pregrado, que realiza cada año el Servicio de Información de Educación Superior (SIES) luego que las instituciones reportaran sus datos.
El análisis mostró una recuperación del crecimiento de la matrícula general, llegando a 1.204.414 personas. Esto representa un aumento de 4,6% respecto del año pasado, cuando se registró una caída producto de la pandemia y el boicot a la PSU y hubo 1.151.922 inscritos.
Este año, en cambio, los estudiantes de primer año aumentaron en 3,7%, algo que explicaría el alza general, junto con los alumnos de cursos superiores que debían titularse el año pasado y no pudieron por los efectos de la pandemia, por lo que aún figuran como matriculados.
Clases a distancia
Así, el subsecretario valoró que, pese al contexto de pandemia, se haya registrado un aumento en la matrícula: “Es una muy buena noticia”, y planteó que también se explica por un aumento del interés de los alumnos de mayor edad y por más programas a distancia. Los nuevos inscritos en este tipo de programas pasaron de 18 mil, en 2020, a más de 31 mil, en 2021, con un alza de casi un 70%.
“Se ha mantenido el nivel y la calidad del proceso formativo, por lo que una serie de personas de un particular rango etario han visto con mejores ojos la formación virtual”, detalló Vargas.
De hecho, la mayor alza se registró en personas de 40 años y más, que aumentaron un 46,7% si se consideran todas las instituciones.
En las universidades, en tanto, que agrupan al 57,4% de los matriculados, los alumnos con 30 años o más crecieron sobre el 41%. El rango entre 30 y 34 aumentó un 40,2%; entre 35 y 39 años, un 42%, y sobre los 40 años, un 42,2% en comparación con 2020.
Por el contrario, Vargas advirtió que menos jóvenes están entrando a estudiar: “Lo que puede ser atractivo para las personas con mayor madurez no es atractivo para personas más jóvenes”.
En esa línea, concluyó que “la presencialidad juega un rol importante en términos de atraer a los jóvenes, particularmente a los que vienen recién saliendo del colegio, entendiendo que ellos también buscan una experiencia”.
Para el rector de la U. Católica, Ignacio Sánchez, ese factor es clave, evaluando la continuidad de programas no presenciales: “Las universidades tenemos que aprender a leer cuánto de lo online o a distancia va a quedar en el futuro, y aprender a profesionalizar la educación a distancia, porque hoy faltan elementos de atención e interacción con los estudiantes”.
El rector de la U. Andrés Bello, Julio Castro, considera que los programas a distancia se mantendrán tras la emergencia sanitaria: “Es probable que parte de este grupo haya estado desempleado y la opción de estudiar una carrera se dio de manera más factible. Considero que es muy probable que la tendencia se mantenga”.
Coincide con este análisis Andrés Bernasconi, académico de Educación UC y director del Centro de Justicia Educacional, quien señala que la pandemia provocó “que personas que en circunstancias anteriores no habrían considerado la modalidad a distancia, ahora lo hagan”.
Añade que el alza en matriculados de mayor edad es un fenómeno que se mantendrá, ya que “es contingente respecto de las circunstancias sanitarias, pero permanente en cuanto a sus efectos”.
Necesidad de adaptación
Otro cambio respecto de años anteriores se produjo en el tipo de jornada académica, con más personas prefiriendo horarios vespertinos. Hubo una caída de 3% en los matriculados en horarios diurnos, mientras los vespertinos aumentaron un 6,8%.
Desde el ministerio apuntaron a que, a diferencia de formatos a distancia, existe un “estancamiento” en esas áreas.
Esto lo comparte la directora ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara, quien plantea que hace varios años este “estancamiento” se evidencia a nivel general: “Es difícil que podamos recuperar los niveles de matrícula que teníamos hace 10 años, cuando había una fuerte tendencia al alza”.
En ese sentido, Vergara apunta a que “el sistema de educación superior tiene que saber adaptarse de alguna manera a estas nuevas situaciones”.
Para Bernasconi, “la educación superior chilena tiene que dejar de depender únicamente de los estudiantes tradicionales, que son los que dejan la educación media a los 18 años, y a los 19 empiezan la educación superior, sino que tiene que ampliarse a ofrecer oportunidades de formación a personas que están en etapas biográficas más adelantadas (…). Personas que cerca de los 30 años deciden volver a la educación. Yo creo que ese es el futuro de la educación superior chilena”.
Si se compara por tipo de planteles, los IP y las universidades fueron los que más aumentaron sus matriculados a nivel general, con un alza del 4,7%. Los matriculados en CFT, en tanto, crecieron un 3,2%.