Especialistas reconocen que las consecuencias se medirán en el mediano plazo, pero advierten que habrá impactos académicos, psicosociales y emocionales y que se vulneró el derecho a la educación.
La prolongada suspensión de clases que se produjo este año en la enseñanza básica y media, como consecuencia tanto del paro de profesores como del estallido social, tendrá múltiples secuelas en los alumnos, según expertos en educación. Aunque los especialistas reconocen que estas se medirán en el mediano plazo, advierten impactos tanto académicos como psicosociales y daños emocionales, sobre todo en los alumnos más vulnerables.
Entre hoy y el 15 de enero se producirá el cierre del año escolar en todos los establecimientos del país (ver nota relacionada), en un orden de precedencia que da cuenta de que los primeros serán los que tuvieron menos interrupciones de clases con anterioridad al viernes 18 de octubre.
Las clases interrumpidas por las movilizaciones docentes ya tienen una calendarización que extendió el cierre original hasta mediados de enero.
En cambio, las actividades académicas que no se concretaron a partir del estallido social no implicarán nuevas fechas de recuperación ‘en la medida en que los objetivos pedagógicos se hayan cumplido’, explicó a ‘El Mercurio’ el subsecretario de Educación, Raúl Figueroa.
Según cifras informadas por directores de educación municipal y sostenedores de todo el país (ver nota relacionada), hay casos en que se superaron los 60 días sin clases, de un total anual de alrededor de 200.
‘Los estudios internacionales demuestran que faltar más de un 10% del año escolar a clases, o sea unos 20 días, deja a los estudiantes en riesgo formativo y con una pérdida importante de los avances educativos’, asegura Ernesto Treviño, del Centro de Justicia Educacional de la Universidad Católica.
Sobre el mismo punto, la directora ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara, consideró que ‘lo ocurrido equipara y sobrepasa largamente lo que constituye un ausentismo crónico y su efecto en la repitencia’. Sin embargo, reconoció que ‘aquí hay causas externas y, por lo mismo, todos esos alumnos no podrían quedar repitiendo el año’.
Junto a los efectos académicos, ‘los paros y otras movilizaciones también han vulnerado el derecho a la educación’, recalcó Vergara. La profesional también apuntó a que ‘la pérdida de clases tiene efectos que son muy negativos no solo para el aprendizaje, sino también para la convivencia y el clima escolar’.
En comparación con los años 2006 y 2011, en que hubo paros que también generaron suspensión de clases, Vergara argumentó que ‘esta vez la situación es más grave: en un principio fueron 50 días, debido al paro de profesores, y a esto se le suman las clases que se vieron impedidas de realizarse desde octubre’.
El académico Gonzalo Muñoz, de la Universidad Diego Portales, consideró que las movilizaciones sociales y su efecto en la alteración de las actividades académicas también son parte del proceso formativo. ‘Es cierto que se ha perdido una buena proporción del tiempo lectivo, pero lo que ha ocurrido en las últimas semanas ha sido una experiencia de aprendizaje muy potente para niños y jóvenes’, manifestó.
Los presidentes de la Corporación Nacional de Colegios Particulares (Conacep), Hernán Herrera, y de la Federación de Instituciones de Educación Particular (Fide), Guido Crino, coincidieron en calificar este año como el ‘más crítico’ en sus efectos para el sistema educacional. Mientras Herrera recalcó la necesidad de reforzar el próximo año los contenidos que los alumnos no alcanzaron a recibir, Crino puntualizó que los efectos en cada centro educacional son disímiles, pero destacó la decisión del Mineduc ‘de no intentar recuperar clases en medio de la situación que estamos viviendo, la que todavía no ha cesado ni sabemos cuándo terminará’.
Frases destacadas
“Se informó a los sostenedores que las clases no realizadas desde el 21 de octubre no deberán recuperarse en la medida en que los objetivos pedagógicos se hayan cumplido”, Raúl Figueroa, subsecretario de Educación.
“Mientras más pequeño es el estudiante, la suspensión de clases lo puede afectar más en la manera en que adquiere los hábitos de estudio (…). Esto impide una educación de calidad”, Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.
“Esta generación de estudiantes va a quedar emocionalmente marcada por la violencia vivida en estos días, tanto en temas de DD.HH. como en los actos delincuenciales”, Ernesto Treviño, Centro de Justicia Educacional UC.
Desde fines de noviembre al 15 de enero
En los últimos días de noviembre comenzó el cierre del año escolar en Iquique. Allí, las clases se interrumpieron 35 días por el paro docente y otros 30 días por el estallido social.
En Arica y Parinacota, hoy se pondrá fin al ciclo 2019. En esta región hubo una semana sin clases por el paro de profesores y otras cinco por la movilización nacional. En Antofagasta, suman 13 las semanas sin actividad y el cierre se concretará entre hoy y el 20 de diciembre.
En la Región Metropolitana, el término de actividades comienza hoy. Así, por ejemplo, lo informó en Twitter el alcalde de Puente Alto, Germán Codina.
En O’Higgins habrá clases hasta el 15 de enero (los colegios estuvieron seis semanas en paro docente).
En La Araucanía, el año se finiquitará entre el 13 y el 30 de este mes, y allí hubo establecimientos que perdieron 30 días de clases por paros y protestas.
En Los Lagos hubo hasta 50 jornadas sin clases y los últimos cierres serán el 15 de enero. En Magallanes, que tuvo 53 días de paro docente, todos los colegios concluyen el ciclo el 13 de diciembre.