Quedan menos de 24 horas para que los 283 mil jóvenes que rindieron la PSU tengan sus resultados y puedan postular a las universidades. Un proceso en el que deberán revisar puntajes, vocación y, además, su billetera. Beneficiados con becas o créditos, el apoyo de sus padres o su propio bolsillo, deberán financiar los aranceles de las carreras, cuyas alzas este año generaron varias protestas estudiantiles.
Pero, además del aumento en el precio, los jóvenes encontrarán grandes diferencias entre las universidades. Así lo revela un análisis de “El Mercurio” a partir de datos publicados por el portal MiFuturo.cl del Mineduc.
En los programas más demandados por los jóvenes, como Ingeniería Comercial, Psicología y Enfermería, un plantel puede cobrar hasta tres veces más que otro. Ingeniería Comercial es el que reporta más diferencias, ya que su precio va desde $1,2 millones en la U. La República a $5,4 millones en la U. del Desarrollo. Esta diferencia podría explicarse porque la primera casa de estudios no está acreditada y la segunda sí, o porque la última ha comenzado a desarrollar más investigación, generando un perfil institucional distinto.
Para comparar entre recintos similares, “El Mercurio” agrupó los planteles de acuerdo con el ranking de Universitas, que considera acreditación, docencia e investigación, clasificando a las universidades según su complejidad.
Pero, al mirar cada grupo, se advierten nuevamente brechas en los precios que superan 200% (ver infografía). Además, se detectó que hay universidades no certificadas que cobran más por una carrera que otras más complejas. Un caso es Psicología: mientras la U. de Concepción -acreditada por 6 años- cobra $2,6 millones, la U. del Pacífico, rechazada por la CNA, tiene un arancel de $4,3 millones.
Los datos muestran asimismo que las principales diferencias en planteles con un perfil similar se dan entre los no acreditados, y que la brecha va cayendo a medida que las instituciones tienen más doctorados o investigación.
¿Qué consideran entonces los aranceles? “Hoy cargan casi todo su desarrollo a los alumnos y, por lo tanto, cada una está cobrando de acuerdo con sus necesidades financieras, más que el costo de la carrera. Consideran bibliotecas generales, provisión de becas, etc. Si bien no tienen que ver directamente con la docencia, sí tienen un efecto en ella”, dice Ernesto Treviño, director del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la UDP.
Para él, lo ideal sería separar la docencia de otros factores, pero plantea que es difícil porque están “intrínsecamente ligados”. Por ello señala que hay que diversificar los fondos para instituciones a través de convenios de desempeño que financien las otras necesidades del plantel.
El factor gratuidad
Dado que hoy los aranceles son diversos, Treviño dice que será complejo el proceso de gratuidad comprometido por el Gobierno. Algo que comparte Raúl Figueroa, director de Acción Educar. “La diversidad de aranceles es un reflejo de la heterogeneidad del sistema y lo complejo que es fijar la gratuidad. Sistemas como el nuestro fomentan más las becas y créditos”, afirma.
De todas formas, en el Mineduc han explicado que esta reforma -que ingresará al Congreso el próximo año- tendrá un proceso de transición en que se requerirá regular los aranceles de las instituciones. También se ha informado que el nuevo sistema de financiamiento buscará diferenciar entre los aportes a la docencia y a la investigación.
Pero mientras todo esto pasa, los expertos recomiendan a los jóvenes fijarse en la acreditación de la universidad que elijan, pero además en factores como la cantidad de profesores con posgrado y la empleabilidad e ingresos futuros que tiene la carrera. Toda esta información se puede encontrar en el sitio del Mineduc MiFuturo.cl.