El Censo 2017 entregó también nuevos datos acerca de la educación. Uno de ellos, por ejemplo, fueron los 11 años de escolaridad alcanzados por los chilenos, lo que representa un aumento de dos años en relación a 2002.
Ernesto Treviño, investigador del Centro de Justicia Educacional, afirma que el incremento tiene que ver fundamentalmente con un tema de expectativas familiares y personales.
“Hoy, los jóvenes saben que tienen que terminar la educación media para tener alguna opción de participar en el mercado laboral. Cada vez es una exigencia más generalizada”, explica.
En esta línea, otro dato registrado fue la cantidad de personas que al menos pasaron por un curso en la educación superior. Si a inicios del milenio la cifra superó los 2,2 millones, en la actualidad ya son 4 millones los que han accedido a la educación terciaria.
Dicha cantidad supone un alza de 75%, y se explica por una serie de factores. En primer lugar, Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar plantea que el haber hecho obligatorios los dos últimos años de educación media fue vital para este crecimiento.
Agrega que lo anterior también se conecta con la entrega sistemática de ayudas estudiantiles, como el Crédito con Aval del Estado y la llegada de la gratuidad. “Este paquete de beneficios permitió en este plazo de tiempo tan corto aumentar de manera muy significativa el acceso a la educación superior”, afirma.
Para Treviño, la actual situación es positiva, pero advierte que desencadenará nuevos desafíos a nivel país para pensar de una manera distinta la enseñanza terciaria. “Poco a poco hemos ido cambiando la mirada para tener un sistema más inclusivo, pero hay que tener en cuenta que nuestro sistema es y será masivo, y nos conviene que así sea para seguir formando a los jóvenes. Asimismo, tendría que ser más flexible para no tener solo a personas con un año de educación superior y que no puedan tomar distintas vías”, puntualiza.