REGIÓN. Pese a la alta cifra, se produjo una disminución del 19% en las deserciones en comparación con el año anterior, cuando hubo 4.179, sin haber pandemia.
Por Cristián Rojas M
Pese a que todo hacía suponer que la pandemia traería aparejado un fuerte aumento en las deserciones escolares, en abril del año pasado el Ministerio de Educación entregó una cifra anual de 4.179 abandonos en la Región de Valparaíso, mientras que el recuento entregado en abril de 2021, que considera todo el año 2020 en pandemia, da cuenta de una sorprendente baja de un 19% en las deserciones, ya que hubo 3.383 escolares que no se matricularon en ningún establecimiento este año.
En la zona un 52% (1.755) de ellos son hombres y un 48% (1.628) mujeres. En tanto, el nivel educativo con mayor índice de abandono escolar es medio (582).
Al respecto, la seremi de Educación, Patricia Colarte, destacó que “esta cifra es menor a las proyecciones efectuadas por el ministerio el año pasado, entre otras razones por medidas como la Herramienta de Gestión de Contacto, que permitió revincular a seis de cada diez niños que habían perdido el contacto con su colegio entre agosto y diciembre de 2020”.
Igual “es preocupante”
No obstante, para Colarte “esta es una cifra preocupante. (…) La deserción es una amenaza latente y hoy día el desafío que tenemos es cómo somos capaces de reincorporar a esos más de 3 mil niños, niñas y jóvenes en la región, y también de retener a quienes por diversas razones puedan dejar el sistema en este año 2021”.
Por su parte, la presidenta regional del Colegio de Profesores, Violeta León, planteó que “las escuelas y liceos hemos podido sostener la educación en la medida de lo posible y de lo imposible a costa del trabajo de las profesoras y profesores. Claramente, existe una lejanía del proceso educativo desde la virtualidad y no podemos responsabilizar a las y los estudiantes. Por otro lado, nuestra región es una de las que mantiene las cifras más altas de cesantía, por lo tanto, muchos de nuestros estudiantes están trabajando en llevar los elementos básicos para sus hogares, como es el alimento y otros enseres”.
La docente subrayó que “necesitamos una mirada de contexto, un apoyo psicoemocional, un acompañamiento permanente, se necesita un apoyo integral a las familias. Debemos, lamentablemente, aceptar que hoy existen adolescentes que salen a buscar el sustento económico familiar al trabajar fuera de su hogar, desertando así del sistema escolar, vulnerando su derecho a la educación”.
Pese a las más de 3 mil deserciones, la seremi hizo presente que “gracias a las medidas que se tomaron desde el segundo semestre del año pasado, logramos al menos reducir esa cifra mayor que se había proyectado”.
En tal sentido, el sociólogo Pablo Arias, investigador de Acción Educar, resaltó que “esto se logró revertir, en parte, por una serie de medidas que se aplicaron como el Sistema de Alerta Temprana. Sin embargo, se deben mantener todos los esfuerzos necesarios para que cada vez menos niños y niñas queden fuera del sistema escolar”.
“Escenario incierto”
Por otra parte, planteó que “en un escenario incierto, como el de hoy, es clave que los colegios den continuidad a las estrategias de vinculación y focalización de aprendizajes llevadas a cabo durante el año pasado. Además, existe una serie de iniciativas y buenas prácticas que el Mineduc ha puesto a disposición de las comunidades educativas para que sean implementadas. Así, el llamado es a retomar lo aprendido durante el año, corregir los errores y transmitir confianza a los apoderados y trabajadores de la educación”.
Arias subrayó que “también es importante avanzar en políticas públicas intersectoriales, ya que la deserción muchas veces ocurre debido a situaciones de salud y/o socioeconómicas de las familias. En este sentido, los esfuerzos que se puedan hacer con los ministerios de Salud y Trabajo son claves para asegurar que no existan barreras que impidan a los niños acceder ala educación”.
En tanto, la magíster en Educación y directora de Aprendizaje para el Futuro en la Fundación Chile, Andrea Osorio, planteó que “el contexto de la pandemia nos ha obligado a repensar el vínculo entre las comunidades educativas y las y los estudiantes. Es decir, de qué manera podemos estar atentos a las necesidades socioemocionales y pedagógicas. Por tanto, tina primera consideración es disponer de equipos psicosociales para saber de qué manera están enfrentando el aislamiento, el confinamiento o la carencia de recursos materiales. Una segunda consideración es contar con estrategias diversas, es decir, modelo de enseñanza y aprendizaje remoto con y sin conectividad”.
Osorio valoró “especialmente la modalidad de reingreso, recientemente promulgada. No obstante, es necesario pensar un proyecto nacional de apoyo a las familias, que aborde de manera integral y sistémica el problema, impidiendo la deserción. Para lo anterior es fundamental ampliar la mirada y considerar una perspectiva de género, pues existe un riesgo que la pandemia excluya a muchas niñas y adolescentes, encargadas en algunos casos del cuidado de sus hermanos menores o de las labores del hogar”.
Agregó que “otra decisión que destaco es la priorización curricular diseñada por el Ministerio de Educación, dado que las y los profesores pueden organizar experiencia de aprendizajes esenciales considerando objetivos nucleares. (…) No obstante, se debe acelerar la provisión de equipamiento y conectividad”.
Ver noticia en El Mercurio de Valparaíso.