El investigador legislativo de Acción Educar, Borja Besa, aborda el impacto de los dos años de pandemia y el cierre de los colegios por un tiempo prolongado. En esa línea, destaca la importancia de la presencialidad, señalando que es “irremplazable”.
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La crisis sanitaria ha ido dejando diversas enseñanzas en materia de educación escolar. “Así como en la pandemia hubo una gran heterogeneidad en las oportunidades de aprendizajes, ofrecidas a los niños, niñas y jóvenes del sistema escolar, por diferentes aspectos de conectividad, por las condiciones en los hogares para poder tener espacios para dispositivos de aprendizaje, por las diferencias en el apoyo recibido por parte de adultos que pudiesen facilitar el aprendizaje; entre otras, también al retomar la presencialidad se observa una alta heterogeneidad en las oportunidades a las que tienen acceso los estudiantes”, señala Magdalena Müller, directora de pregrado de la Facultad de Educación UC.
Explica que, por una parte, la asistencia ha sido irregular y este año se ha observado una tendencia a la baja, llegando a 68% en junio de acuerdo a los datos entregados por la Encuesta Nacional de Monitoreo Educacional en Pandemia, elaborado por la Escuela de Gobierno UC, el Instituto de Sociología UC y el CIAE de la Universidad de Chile, en colaboración con el Centro de Estudios del Ministerio de Educación y el apoyo de la Fundación BHP.
Retos actuales
Borja Besa, investigador legislativo de Acción Educar, señala que “los dos años de pandemia y el cierre de los colegios por un tiempo tan prolongado tuvo un profundo impacto en los estudiantes en distintos niveles, eso es innegable. Por una parte, el encierro, la falta de convivencia y relación con sus pares y comunidad generó importantes consecuencias en el plano afectivo y socioemocional. Por otra parte, la falta de clases presenciales, reemplazadas por un computador en el mejor de los casos, o por celulares compartidos, derivó en graves vacíos de conocimiento y retrasos en los aprendizajes, todo lo cual podrá repercutir según han señalado los expertos, durante toda la vida de estas generaciones. Se suma a todo lo anterior los graves índices de inasistencia, los cuales han aumentado preocupantemente”.
En la misma línea, agrega que “ha quedado demostrado y existe absoluto consenso en que la presencialidad es irremplazable, por lo que las medidas y políticas deben apuntar en ese sentido, con la mirada puesta principalmente en la recuperación de aprendizajes”.
“En este contexto, y siendo conscientes de la situación sanitaria aún existente, el formato híbrido aparece como una opción para aquellos colegios en que la situación lo amerite y no se pueda tener una completa presencialidad, alternando entre lo híbrido y lo presencial, con el foco en esto último”, sostiene.
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