Entre marzo y abril, muchos establecimientos particulares pagados abren cupos para su nueva generación de estudiantes. Como ya es costumbre, la mayoría de ellos realiza exámenes de admisión y entrevistas amparados en la idea de que así se resguarda el compromiso con su proyecto.
La discusión se ha tomado el primer trimestre del año: mientras unos defienden que exista la selección por mérito en colegios de alta exigencia con subvención del Estado, otros consideran que esta opción introduce prácticas discriminatorias al sistema. Las mismas discrepancias se dan al discutir si los establecimientos públicos deben reponer las entrevistas con familias postulantes, o si es correcto que cada establecimiento cuente con sus propios mecanismos de admisión, como ocurre dentro del sistema privado. Justamente, es en esta época cuando la mayor parte de los colegios particulares pagados abre sus procesos de admisión para prekínder, generalmente sometiendo a sus postulantes a pruebas diagnósticas que evalúan funciones básicas, como tener una noción sobre colores o tamaños, respetar normas en un grupo o lograr expresar ideas y emociones.
‘La Ley de Inclusión prácticamente no tocó a los colegios particulares pagados. Y en relación a los procesos de admisión, los dejó igual: con pruebas de selección tal como existían hasta ahora’, comenta Hernán Herrera, presidente de la agrupación de Colegios Particulares de Chile (Conacep). ‘No hay novedad en cuanto a cómo se seleccionan alumnos en colegios pagados’, agrega el académico de la U. Diego Portales, José Joaquín Brunner. ‘Por ahora, parece ser, todo sigue igual’. Así como a Herrera y Brunner, ‘El Mercurio’ consultó a especialistas y representantes de instituciones educativas si creían que la discusión que se ha dado sobre admisión escolar en establecimientos públicos ha influido en los sistemas de admisión de colegios privados. Aunque a grandes rasgos nada parece haber cambiado, algunos sí han realizado modificaciones.
Madurez y compromiso
‘Los procesos de admisión en nuestros colegios no han cambiado mayormente en los últimos años. Desde siempre y por norma general se efectúan llamados y un proceso de admisión solo para los cupos del nivel inicial’, explica Uwe Schotte, director del Colegio Alemán de Los Ángeles, establecimiento que forma parte de la Asociación de Colegios Alemanes en Chile.
‘Este proceso consiste, por lo general, en una observación, registrando la información recogida de cada postulante según las rúbricas respectivas, que permitan discernir si el postulante cuenta con las competencias, aptitudes y madurez que le permitan integrarse al plan de estudios’, explica. Desde la Asociación de Colegios Ignacianos (ACI) tienen ‘una postura común que es fundamental: queremos tener familias comprometidas con el proyecto educativo. Y como ponemos el foco en la familia, el instrumento que tenemos para detectar este compromiso es una entrevista con los padres del postulante’, indica María de los Ángeles Pavez, directora ejecutiva de la Red Educacional Ignaciana.
Aunque la mayor parte de los colegios de la ACI continúa haciendo exámenes de admisión para prekínder -un establecimiento lo eliminó-, se han descartado otras barreras de entrada, como certificados de matrimonio o bautismo. En los colegios que evalúan a los postulantes en forma previa, ‘el examen ha ido migrando hacia una evaluación basada en una observación del juego’, especifica Pavez. Una postura similar es la que tienen los colegios Seduc, red inspirada en las enseñanzas de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.
Su evaluación a los niños ‘no mide conocimientos, sino si tienen la madurez necesaria para el ingreso a prekínder. Para lo anterior se mide el nivel de lenguaje, si son capaces de responder preguntas simples de la vida cotidiana, de retener un mínimo de información y de seguir instrucciones básicas, además de medir la motricidad fina’, plantea Sylvia Peña, psicóloga preescolar de Seduc. La evaluación y entrevista de admisión no involucran cobro. Desde el colegio Saint George de Vitacura, Rafael Vargas, del equipo de admisiones, explica que al observar a cada postulante, hoy se respeta su nivel de desarrollo según edad. ‘No es lo mismo postular con tres o cuatro años, porque esa diferencia tiene un significativo impacto en los niveles de desarrollo y desempeño’.
Por sorteo y sin pruebas
Magdalena Vergara, investigadora de Acción Educar, cree que ‘es lógico que las discusiones sobre temas de educación, debido a su implicancia, lleven a una reflexión a todos los actores del sistema. En ese sentido, si bien los establecimientos privados no están afectos directamente a los cambios que introduzca el proyecto de ley Admisión Justa, nada quita, y es probable que hagan una evaluación de sus procesos internos’. Un cambio importante es el que en 2015 vivieron los colegios Dunalastair. ‘Empezamos a reflexionar sobre el sistema que teníamos en ese momento, que incluía tanto evaluaciones de los niños como entrevistas a las familias nuevas que postulaban. Era un proceso largo, tedioso y con resultados que no nos convencían en cuanto a su fiabilidad, especialmente en los alumnos más pequeños’, explica su rector, John Mackenzie. De ahí que abandonaran la selección de alumnos y entrevista a padres en el ingreso a playgroup.
‘Los hermanos de alumnos ingresan automáticamente, y las vacantes que quedan disponibles se asignan al azar. Nuestros centros de padres actúan como ministros de fe del proceso. Reservamos un 10% de vacantes, aproximadamente, para un primer sorteo para hijos de exalumnos’. El resto de las vacantes van a un segundo sorteo. En el Colegio Kopernikus de Frutillar se generan instancias de conversación y una charla con las familias postulantes, pero no existen las pruebas de admisión. El colegio determina quiénes ingresan mediante un sorteo al azar, en presencia de un oficial del Registro Civil. ‘Ser un colegio privado ya es más selección de lo que uno quisiera. Nuestra tarea es educar, no elegir a quién educamos’, plantea Trinidad Aguilar, directora del establecimiento.