Algunos expertos señalan, sin embargo, que una persona que no ha estudiado Pedagogía ‘no necesariamente es un mal profesor’.
Para el expresidente Eduardo Frei Montalva, la educación era prioritaria. Amplió la cobertura en tal magnitud que se necesitaron miles de nuevos maestros y con urgencia. La respuesta fue formarlos lo más rápido posible.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 1971 se crearon 4.200 cupos, de los cuales el 70% fue ocupado por graduados de secundaria que no tenían el título. Hasta se impulsaron programas que, en meses, permitían obtener un cartón. Y también causaron que se les apodara ‘Marmicoc’, como las ollas de presión que cocinaban más rápido.
A 50 años de esto, una situación similar estaría a la vuelta de la esquina. Elige Educar analizó todas las horas de clases impartidas y cuántas son dictadas por profesores titulados en lo que enseñan. Luego, proyectó cuántos docentes jubilan y desertan cada año, y cuántos jóvenes entran a estudiar Pedagogía.
La ONG concluyó que en 2025 Chile podría tener un déficit de al menos 32 mil profesores idóneos (hoy serían 6.898). Es decir, que hayan sido formados en Pedagogía y en el área que impartirán. Esto, considerando las horas mínimas de clases que exige el Ministerio de Educación.
Según el análisis, este escenario se daría tanto en educación básica como media. Pero sería más grave en los ramos ‘transversales’, donde un mismo profesor dicta materias en distintos niveles (como Inglés y Tecnología). Allí podrían faltar más de 14.500 docentes.
Calidad y cantidad
En la última década se impulsaron políticas que apuntaron a resolver lo que comenzó en los 70, cuando las pedagogías abrieron sus puertas y con mucha amplitud. Se instauraron requisitos de selectividad -hasta esta admisión se pidieron 500 puntos en la PSU y en la próxima, se exigirán 525- y se prohibió que los institutos profesionales dictaran estas carreras.
Además, se lanzó la beca Vocación de Profesor y se realizaron modificaciones que resguardan el ejercicio docente, como el aumento de las horas para preparar las clases y la mejoría en las remuneraciones.
‘Tenemos que buscar un equilibrio que asegure la cantidad de profesores idóneos necesarios y la calidad del sistema. No podemos perder el equilibrio’, dice el abogado Joaquín Walker, director ejecutivo de Elige Educar y máster en Políticas Públicas de Oxford.
Si bien la idoneidad representa el escenario ideal, pueden existir excepciones. Gabriela Mistral, por ejemplo, inició de forma muy temprana su carrera como docente; sin cumplir los 20 años, ya había trabajado como maestra, antes de tener el título. ‘Una persona que no ha estudiado Pedagogía no es necesariamente un mal profesor’, sostiene Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.
‘Hay organizaciones que agrupan a profesionales de distintas carreras que deciden dedicarse a la enseñanza, pero esto siempre debe ir de la mano de capacitación (…) Pero en ningún caso eso le puede restar importancia al estudio de la Pedagogía, que entrega o debiera entregar las herramientas que permiten un mejor aprendizaje’, puntualiza Vergara.
De acuerdo con el estudio, la carencia afectará a todas las regiones. Y el impacto será mayor en las escuelas que tienen más dificultades para retener a los docentes. ‘Este desafío, que es probablemente el más importante para abordar la calidad de la educación de la próxima década (.), va a afectar en mayor medida a los establecimientos en contextos vulnerables’, plantea Walker.
A diferencia de lo ocurrido hace cinco décadas, señala, esta es la oportunidad de hacerlo bien, y a su juicio, la solución no es que las puertas sean más anchas, sino atraer a más estudiantes destacados, retener a quienes ya están en los cursos y reinsertar a aquellos que dejaron de ejercer.
Cálculos de Elige Educar muestran que bajando la deserción en un punto porcentual, el déficit a 2025 podría reducirse en 15%. Aumentando la matrícula total de 2018 de las pedagogías en 1% cada año, se formarían cerca de 15 mil docentes adicionales.
El subsecretario de Educación, Raúl Figueroa, coincide en que el desafío es ‘aumentar el número de estudiantes de Pedagogía manteniendo la selectividad’. Respalda los focos de acción que define la ONG; en materia de atracción, por ejemplo, apunta que si bien la beca Vocación de Profesor ‘fue una política exitosa’, sus efectos ‘se vieron limitados por la gratuidad en la educación superior’.
La autoridad recalca la importancia de políticas que contribuyan a ‘hacer de la escuela un ambiente apto para que los profesores puedan desarrollar su labor con foco en los aprendizajes’.
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