En solo seis años, el número de jóvenes matriculados en educación superior en Aysén se duplicó, pasando de 800 en 2007 a 1.600 el año pasado. En O’Higgins en tanto, la cifra tuvo un alza de 140%, creciendo de 10 mil a 24 mil estudiantes.
Con la instalación de una veintena de sedes de instituciones de educación superior públicas y privadas, hoy 26 mil jóvenes estudian en las regiones que recibirán a las nuevas universidades estatales que ayer anunció el Gobierno.
Los proyectos que se enviarán al Congreso permitirán crear las casas de estudio enfocadas en docencia, investigación y con autonomía. Con esto, no deberán pasar por el licenciamiento que requieren los planteles privados nuevos y que evalúa el Consejo Nacional de Educación.
“Aysén tiene que tener una posibilidad de pensarse a sí misma, de desarrollar su cultura, de pensar cuál es su plan de desarrollo y para eso necesita una universidad”, afirmó en Coyhaique el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, horas antes de que la Presidenta Bachelet llegara a esa región a anunciar el plan.
Según detalló Francisco Martínez, jefe de Educación Superior del Mineduc, las nuevas universidades se integrarán al Consejo de Rectores y cuando comiencen a operar (se estima en 2017) deberán sumarse a la admisión vía PSU. Para asegurar su calidad, se establece que planteles estatales tutelarán a estos recintos hasta que logren su primera acreditación. “Este es un proyecto de ley y tiene temas que podrán ser debatidos en el Parlamento, pero en la propuesta nacen con autonomía”, comentó Martínez.
“Eso es bien loco, porque el proceso de licenciamiento ha sido súper relevante para que las instituciones nacientes tengan cierto nivel de calidad razonable. No hacerlo es riesgoso para los alumnos y la comunidad en general”, advierte en tanto Pablo Eguiguren, investigador de Acción Educar y ex jefe de gabinete del Mineduc en el gobierno anterior.
El ingeniero agrega que dado el aumento de oferta y la presencia de planteles tradicionales como la U. de Talca, U. Santa María o U. Austral, se podría haber potenciado su trabajo, ya que los nuevos planteles podrían afectar a los estatales que están en esas regiones, como UMCE, UTEM y la U. de Los Lagos.
El rector de la U. Austral, Víctor Cubillos, también plantea una serie de consideraciones, especialmente en Aysén. “Se debe ser muy cuidadosos debido a que el número de alumnos que estudiarían en esta casa de estudios en la región sería muy bajo y no se podría sostener un proyecto educativo de estas características. El número de egresados de colegios no es muy grande, estamos hablando de 1.800 estudiantes, de los cuales unos mil rinden PSU, 50% elige la formación técnica y un número menor alcanza el puntaje para entrar a la universidad”, dice.
Tras dos años con sede en la zona, advierte que la demanda real por esta educación no supera 250 jóvenes anuales, “haciendo poco viable la existencia de varias universidades”.
Pese a ello, el académico de la UDP Ernesto Treviño asegura que sí es importante tener estos lugares de estudio. “Sin embargo, dado que el modelo de financiamiento actual depende de la matrícula, estas instituciones necesitarán recursos especiales en el comienzo y al mediano plazo para no desfinanciarse”.
Y aunque las autoridades locales de Aysén estimaron en $20 mil millones la inversión inicial, Francisco Martínez asegura que el costo de la medida se deberá definir en base al trabajo de las comisiones regionales que definirán los estatutos y planes de desarrollo.
AUTÓMATAS: El proyecto establece que ambas instituciones no tendrán que pasar por evaluación.