Luego de que la semana pasada se registraran problemas en algunos establecimientos para rendir las pruebas, ayer, el instrumento se aplicó con normalidad, pese a las protestas de secundarios.
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Ayer se inició la aplicación del Simce a todos los segundos medios del país, luego de que la semana pasada, el miércoles 16 y el jueves 17, se efectuaran las pruebas de Matemáticas y Lenguaje a los cuartos básicos.
Así, la medición culmina hoy con su carta jornada, en un proceso que estuvo marcado por el debate sobre la necesidad de emplear el instrumento para corroborar el impacto de la pandemia en los aprendizajes de los escolares, en contraste con la intención del Ministerio de Educación por suspenderlo nuevamente, bajo el argumento de que generaría un “estrés adicional” a los colegios y sus comunidades en el contexto de emergencia sanitaria.
Finalmente, el Consejo Nacional de Educación (CNED) se pronunció respecto de que resultaba “imprescindible” aplicarlo en ambos niveles, y el Mineduc acató realizarlo sin consecuencias para los establecimientos, por lo que no se les otorgará una categoría de desempeño a partir de sus resultados.
Luz María Budge, presidenta del CNED, valora que “la expectativa es que esta aplicación nos entregue un muy profundo diagnóstico y, más que esperar resultados, esperamos información. Va a ser esa información la que nos va a permitir, y le va a permitir al Ministerio principalmente hacer la labor de apoyo de forma más focalizada”.
Por su parte, Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, considera que “la aplicación reconoce que el sistema sabe que es necesario medir y tener una estimación de los niveles de aprendizaje, para poder comparar con la situación previa a la pandemia, y permitirá detectar dónde hay que aplicar los mayores esfuerzos”.
Añade que, además, es “un recordatorio para el Mineduc de que el sistema educacional tiene fundamentos y una estructura que existe hace mucho tiempo y que va a perdurar por sobre los ministros y sobre visiones políticas. Y que es importante saber valorar y reconocer lo que han avanzado otros y buscar dar un aporte, en lugar de pensar permanentemente en nuevos paradigmas y en cambios que se acomodan mejor a la ideología de turno”.
“Lo que ha ocurrido en varios aspectos ha ido demostrando que esta supuesta vocación transformadora es más bien un daño que hoy tiene al ministro bastante bajo fuego, y que es mejor tomar una perspectiva más constructiva”, señala Rodríguez.
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