A nivel internacional, pero también nacional, los datos muestran que participar en la formación inicial disminuye la probabilidad de posteriormente abandonar el colegio. Este es uno de los grandes problemas del país en la actualidad.
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“Asistir a la educación parvularia disminuye las probabilidades de repitencia entre cuarto básico y cuarto medio, y reduce también la deserción entre los mismos niveles educativos. En el contexto de la reactivación educativa, se trata de una herramienta muy potente”, dice Agustín Foxley, investigador de Acción Educar.
Y agrega: “Lamentablemente es un tema que, en general, se ha dejado de lado y no parece estar en la agenda”.
Más allá del cuidado
Foxley es el autor de un informe recientemente lanzado por Acción Educar, que justamente hace una revisión de literatura respecto al impacto de la educación parvularia en los resultados educativos. Tomando estudios tanto locales como internacionales, el documento evidencia, por ejemplo, que en 2016, una investigación estadounidense vio una caída de 3 puntos porcentuales en la probabilidad de ausentismo crónico para los niños que asisten a la educación parvularia, mientras que otro de carácter nacional, dado a conocer en 2019, concluyó que participar al menos un año en jardines infantiles Junji disminuye 18,4% en promedio la probabilidad de desertar de la escuela.
Dado los beneficios en el corto y largo plazo de una educación parvularia de calidad, Agustín Foxley cree urgente retomar “el proyecto de ley de kínder obligatorio, que está garantizado por la Constitución, pero donde no hay ningún cuerpo legal que haga posible implementarlo”, así como “hacer campañas para lograr concientizar a los apoderados de la importancia que esta tiene”.
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