La interacción personal con pares y profesores es una de las grandes ventajas de la educación presencial para los niños, ya que no solo permite una mejor retroalimentación en el aprendizaje y aprender de otros, sino que profundiza la socialización y mejora la convivencia. Hoy, sin embargo, el ausentismo escolar es un grave problema que enfrenta Chile.
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Si bien la asistencia escolar es uno de los principales factores en la consecución de aprendizajes y en la vinculación de estudiantes con su comunidad educativa, con la pandemia se decretó la suspensión de clases, como consecuencia de la emergencia sanitaria, provocando un distanciamiento de muchos niños y jóvenes con sus establecimientos escolares. Hoy, la situación es preocupante: nuestro país registra alarmantes niveles de inasistencia.
Según un análisis reciente de Acción Educar, la asistencia escolar en nuestro país permanece en niveles críticamente bajos, con casi 200 mil estudiantes que, a noviembre de 2023, perdieron más de la mitad del año escolar, esto equivale al 6,4% de la matrícula nacional que recibe fondos públicos.
Este estudio señala además que en parvularia en los establecimientos de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) y en la región de Atacama, esta cifra alcanza un máximo en los niveles, dependencias y zonas geográficas donde se enseña, respectivamente.
En este contexto, el análisis concluye que las cifras expuestas muestran que la asistencia escolar no ha recuperado niveles prepandémicos a nivel de sistema y evidencian realidades muy perjudiciales, tanto para la recuperación de aprendizajes como para la vinculación de las comunidades educativas.
Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, destaca la importancia de la educación presencial. “Si bien la educación online ha mostrado avances interesantes, todavía requiere de recursos, capacitación y una adaptación general del sistema educacional que, por lo menos, para Chile no es compatible con la educación escolar masiva y obligatoria”. A su juicio, la principal ventaja de las clases presenciales es, sin duda, la interacción personal con pares y profesores, lo que no solo permite una mejor retroalimentación en el aprendizaje y también aprender de otros, sino que profundiza la socialización y mejora la convivencia.
Reactivación educativa
Hace más de un año, el Ministerio de Educación presentó el Plan de Reactivación Educativa. Para Rodríguez, el plan está correctamente enfocado en el sentido de que sus ejes son los correctos. “Sin embargo, aún adolece de una falta de recursos muy importante. Sumado a esto, no hemos conocido públicamente información y datos claros sobre su monitoreo y la evaluación de su impacto, ni se ha sido totalmente transparente sobre el volumen de estudiantes que se ha logrado impactar, ni cómo se van a medir dichos impactos. Sigue siendo, de alguna forma, una buena idea sin una verdadera implementación”.
Al respecto, en Acción Educar proponen que para abordar los impactos de la pandemia en los aprendizajes es necesario financiar y utilizar todas las herramientas de gestión del Mineduc para “tomarse en serio lo que está escrito en el plan”.
“Pensamos que las tutorías, principal herramienta dispuesta para abordar los problemas de aprendizajes, deben ser pagadas y muchísimo más masivas que lo que se está haciendo por el momento. Al mismo tiempo, deben proveerse más herramientas de evaluación y de medición de aprendizaje con retroalimentación lo más rápida posible, que permita a los profesores y equipos directivos contar con información mensual de los avances de los estudiantes”.
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