Por: Manuel Hernández.
Un análisis de los centros de estudios Acción Educar e Idea País asegura que la iniciativa iría en apoyo de los sectores más vulnerables. Para mañana está en la tabla de la Sala de la Cámara de Diputados el proyecto de ley de kínder obligatorio, que en el Senado viera rechazado su punto más relevante: precisamente, la obligatoriedad.
Aunque la cobertura de estos recintos de educación inicial es alta (mayor al 90%), la propuesta impulsada por el Ejecutivo plantea que todos los niños deban cumplir el requisito del segundo nivel de transición y que la edad mínima de ingreso sea a partir de los cinco años.
Además, indica que el Ministerio de Educación debe desarrollar los programas, que son aprobados por el Consejo Nacional de Educación. Y también establece que en kínder se promoverá el aprendizaje mediante juegos, creatividad y educación de las emociones, ‘respetando su proceso de construcción mental y su formación de estructuras’.
Sin embargo, las críticas de la oposición apuntan a que el proyecto fomenta una ‘escolarización temprana’ de los niños y favorece a la educación privada.
El diputado Juan Santana (PS) afirma ser ‘abiertamente crítico’ a la iniciativa y sostiene que ella ‘no asegura la cobertura para el porcentaje de los niños que actualmente no asisten a kínder, y se generaría una especie de desescolarización de esos niños, que son mayoritariamente de zonas rurales’.
Al respecto, la subsecretaria de Educación Parvularia, María José Castro, atribuye ‘razones políticas’ para frenar el avance del proyecto y dice que este busca una cobertura completa y, además, disminuir las inasistencias.
La autoridad postula que kínder es relevante, porque ‘cuando los niños asisten a una educación parvularia de calidad, se cierran las brechas, disminuye la desigualdad y los efectos positivos se pueden ver en el presente y futuro’. Agrega que, si bien hay una participación de 96%, preocupa que el 66% de los niños son ‘inasistentes crónicos’, es decir, que faltan más de 20 días anualmente, con énfasis en los sectores vulnerables.
‘Derecho a la educación’
Un análisis de los centros de estudios Idea País y Acción Educar señala que, según el perfil de los alumnos de kínder, un 59,1% asiste a establecimientos subvencionados; un 28,3%, a municipales, y 10,1%, a particulares pagados (ver infografía).
Según el estudio, se detectó que los recintos municipales y subvencionados lideran el ítem de inasistencias: en el primer trimestre de 2019, el 25% de los alumnos de escuelas municipales asistió menos del 76%, lo que refleja que faltaron dos semanas entre marzo y junio. En cambio, en los subvencionados el porcentaje fue de 82%.
La directora ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara, asegura que el factor de las inasistencias ‘es bastante grave y da cuenta de la falta de compromiso con la educación parvularia en general’. Añade que el proyecto de ley resolvería la reforma constitucional de 2013, que da obligatoriedad al kínder, y reitera que la iniciativa ‘no genera ningún cambio al sistema educativo en general, solo busca hacer efectivo este derecho a la educación desde kínder’.
La abogada afirma que en los últimos años ha disminuido la cobertura (en 2015 era de 97% y, según el análisis, en 2019 cayó a 93%) y advierte que la pandemia podría afectar aún más la presencia de los menores en este nivel educativo.
Para la directora de formación y servicio público de Idea País, Magdalena Ortega, el proyecto de ley beneficia más a los sectores vulnerables y descarta que el sistema pueda privatizarse con esta normativa.
‘El porcentaje que falta en cobertura en ningún caso tendría la posibilidad de, en sí mismo, modificar sustancialmente la distribución; si la educación hoy día ya es bastante mixta’, dice. Agrega que ‘es preocupante’ que no prospere la iniciativa, ya que ‘quienes se ven más perjudicados son los niños más vulnerables’.
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