El Mercurio: Liceos Bicentenario: El debate que incomoda al Ministerio de Educación

El ministro Ávila intenta pasar la página en la controversia en torno al futuro del programa, pero no está tan claro que el episodio esté concluido. Mientras algunos directores hablan de coordinarse para tomar acciones, en el Congreso la discusión podría estar recién comenzando.

(Leer noticia completa en El Mercurio)

El programa Liceos Bicentenario, en líneas gruesas, apuntaba a tener altos estándares de calidad- hay exigencias que deben cumplir, en términos de resultados- y comunidades comprometidas. Los liceos postulan y si son seleccionados, reciben fondos (para comenzar su camino en la red), pero también capacitaciones, acompañamiento y herramientas.

Mientras en 2010 el Ministerio buscaba a la primera camada de liceos que serían parte, el Colegio de Profesores, por ejemplo, cuestionaba el modelo: decían que marcaría diferencias entre alumnos y que haría que el foco se concentrara allí.

Ajustes internos

Aún sin selección, con 320 Liceos Bicentenario a lo largo del país y resultados sobre la mesa, el programa sigue siendo foco de disputas.

Según el Ministerio, “este año se han mantenido todos los apoyos”. Pero en los establecimientos algunos difieren. Roberto Aravena, director del Liceo Bicentenario Politécnico Caupolicán, asegura que el año pasado “existía un apoyo técnico permanente: reuniones quincenales, visitas de los coordinadores, un monitoreo (…) a partir de marzo ninguna de estas instancias ha ocurrido”.

“Llegaron unas orientaciones en agosto, donde recién supimos quiénes eran los coordinadores regionales”, añade. El documento planteaba algunas herramientas pero, según Aravena, no en la misma tecla que el trabajo previo: “Era todo bien al voleo, como si quieren háganlo; si no lo hacen, da lo mismo, a nadie le va a importar”.

Discusión abierta

Para Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, en las posturas más críticas al programa hay, de fondo, una mirada “que implica que todos los colegios tienen que ser relativamente iguales (…) es incompatible con la idea de que una comunidad pueda organizarse y decidir tener estándares más altos y, por esto, recibir un apoyo especial. Hay una barrera ideológica que el ministro Ávila trató de esconder en un minuto y finalmente quedó revelada por la contradicción de sus dichos”.

Leer noticia completa en El Mercurio