Deberán aplicar modificaciones en los estatutos y directorios, términos de contratos, compras de edificios y desarrollo de áreas.
La reforma a la educación superior cambiará en los próximos meses, producto de las indicaciones que introducirá el Ejecutivo. Sin embargo, las instituciones ya asumieron que el nuevo sistema será mucho más exigente que el actual, por lo que están analizando los cambios que deben hacer para continuar operando dentro del sistema.
Ese es el ejemplo de la U. Santo Tomás, que identificó las áreas donde debe introducir cambios: modificar el directorio y algunos contratos. El rector Jaime Vatter explica que tendrán que “cambiar la constitución de la corporación, pues tenemos socios que son personas jurídicas, además de transacciones con partes relacionadas”.
Estos temas han sido analizados por el directorio de la institución. Sin embargo, Vatter añade que “la decisión es que mientras no esté aprobada la ley, no se anticiparán los cambios”.
Otro ejemplo es el de la U. Chileno-Británica de Cultura, la que está en proceso de licenciamiento. La rectora María Cristina Brieva explica que el Consejo Nacional deEducación los está examinando permanentemente, y que el próximo año esperan obtener la autonomía.
Pero agrega que, producto de la reforma, “hemos incorporado a nuestra misión la investigación y vinculación con el medio, a pesar de que esto último lo venimos haciendo hace tiempo, pero no lo habíamos hecho explícito”.
La reforma define que las universidades deben ser complejas, es decir, realizar las actividades mencionadas anteriormente y no solo impartir clases. Esto obligará a que muchas instituciones desarrollen esas áreas, con los costos financieros que ello conlleva, algo que algunas consideran innecesario.
El director ejecutivo de Acción Educar, Raúl Figueroa, explica que el proyecto obligará a las corporaciones con personas jurídicas con fines de lucro a adecuarse y que algunos contratos deberán ser modificados, “y no hay claridad de si eso tendrá un efecto positivo”. Esto se suma a que “el mecanismo de financiamiento, unido a la exigencia de acreditación, puede obligar a que algunas universidades adecuen sus programas para que sean viables financieramente”.
Compra de edificios
Otras universidades ya avanzaron con los cambios. El rector de la U. San Sebastián, Hugo Lavados, cuenta que hicieron un cambio importante a fines de 2011, “cuando la universidad adquirió todos los inmuebles. Ahora queda uno que tiene arriendo de largo plazo, que es el campus Los Leones y que es del Santiago College, pero que no es una parte relacionada”.
Además, afirma que todos los socios de la corporación son personas naturales.
Mientras que en lo académico, la universidad obtuvo recientemente la acreditación por cinco años “y en el futuro será necesario certificar las áreas de investigación y posgrado, lo que estamos trabajando en nuestro plan quinquenal”.
Un camino similar tomó la U. Autónoma, que en 2011 decidió pasar de ser un plantel docente a uno complejo, “para lo cual se implementó un plan de contrataciones de investigadores a través de un programa internacional, que permitió traer y radicar en Chile a 65 investigadores, principalmente europeos”, explica el rector Teodoro Ribera.
Además, cuenta que en 2012 la junta directiva “tomó la decisión de adquirir gradualmente la totalidad de los inmuebles que utiliza, transformándose en la tercera universidad privada con mayor patrimonio en Chile. Hoy, es propietaria de más del 90% de su infraestructura”.