A diferencia de lo que se ha planteado desde la cartera, especialistas coinciden en que los resultados del examen deben ser públicos, y que al menos una parte del sistema sea censal y comparable entre años.
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El Simce se inicia en 1982 como un proyecto más bien académico, con el apoyo de la Universidad Católica, bajo el argumento de generar diagnósticos censales de los escolares para investigación y así conocer más sobre el desempeño a nivel general. Pero poco a poco fue ganando relevancia hasta convertirse en lo que hoy representa.
Actualmente el instrumento está en medio del debate, luego de que el Ministerio de Educación planteara reemplazarlo por una nueva herramienta, de la cual aún se desconocen los detalles.
Habiendo culminado el análisis a la propuesta del Mineduc, luego de seis semanas, los consejeros del Consejo Nacional de Educación (CNED) trabajan en la redacción del acuerdo que se entregará a la cartera para su posterior resolución.
Desde ya, existen varias dudas sobre qué ocurrirá con la medición, y si se mantendrán los hitos en los que se avanzó en sus más de 30 años como instrumento oficial.
Resultados públicos
Entre esos hitos, por ejemplo, está que hace más de dos décadas los resultados del Simce comenzaron a publicarse para que así apoderados pudieran conocer los datos de los establecimientos, como también para que los propios colegios pudieran reaccionar a sus rendimientos y que las autoridades supieran dónde focalizar recursos.
Respecto de ese punto, el director ejecutivo de Acción Educar, Daniel Rodríguez, señaló que “esa fue la época de gloria de las intervenciones del Estado y se apoyó mucho a los colegios que más lo necesitaban, y el Simce fue clave para eso”.
Comparable entre años
Sobre este punto, el director ejecutivo de Acción Educar afirmó que “si el objetivo sigue siendo el mismo, que es conocer de la manera más válida posible el desempeño de los establecimientos y monitorearlos, eliminar el Simce de este año es una decisión muy poco recomendable, dado que se va a perder la mejor posibilidad de medir la pérdida de aprendizajes en la pandemia”.
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