El impacto de la inmigración en los colegios, mientras, sigue en alza: un 5% de los estudiantes son extranjeros.
Por V. González
Un total de 15.725 alumnos menos: esa es la diferencia que muestra, hasta este momento, la matrícula escolar del país en contraste con el año pasado, según datos del Ministerio de Educación. Es una variación que puede parecer menor por la magnitud de estudiantes que integran el sistema -porcentualmente, la caída apenas ronda el 0,5%-, pero que no deja de ser llamativa. Al menos desde 2015, la cifra de estudiantes iba en alza.
¿Qué pudo ocurrir entre un año y otro? ¿Hasta qué grado podrían haber impactado hechos ocurridos en este período, como el estallido o la crisis sanitaria?
‘Nuestros análisis muestran que la disminución de matrícula se concentra fuertemente en la educación de adultos, tanto en enseñanza básica como media. Esta modalidad de adultos siempre presenta un nivel de variación mayor dependiendo del contexto’, esboza el subsecretario de Educación, Jorge Poblete.
La directora de Acción Educar, Magdalena Vergara, recalca que podría haber movimientos y que ya el próximo año se podría hacer un análisis más acabado. Ahora, dice, ‘puede ser que muchos estudiantes estén participando, pero que no se hayan reportado, dado que ha sido un año, dentro de todo, medio irregular’.
‘Dado que la subvención no se está pagando (en base a) la asistencia, sino que se están teniendo excepciones, tampoco hay un incentivo para que los colegios reporten prontamente los datos. Con todos los problemas que ha habido con la pandemia, que también ha influido en que algunos colegios no estén funcionando en sus oficinas, esto puede ir afectando los datos que se entregan al Mineduc’, añade.
Eso sí, la abogada considera crucial observar con atención lo que ocurra en el Sistema de Admisión Escolar (SAE) para 2021. Esta podría ser una instancia, plantea, para monitorear el impacto de la pandemia.
Sector público
El año pasado el sector público experimentaba, por segundo año consecutivo, un alza en su matrícula. Una noticia prometedora, luego de 17 años de caída, que varios expertos vincularon a la mayor llegada de familias migrantes, cuyos hijos se matricularon principalmente en los recintos municipales o de servicios locales.
Según los datos más recientes, los alumnos que asisten a estos establecimientos son cerca de 17 mil menos (ver infografía). Sobre esto, hay distintas lecturas. El subsecretario Poblete postula que ‘la disminución puede estar asociada a las interrupciones (.). Entre paros de profesores y los hechos ocurridos desde el 18 de octubre del año pasado, los estudiantes de colegios públicos han perdido meses de clases, y los datos de postulaciones del SAE nos han mostrado que las familias tienden a evitar postular a sus hijos a los establecimientos con interrupciones de clases’.
Gonzalo Muñoz, investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales, ve una estabilización en las cifras: ‘Es destacable que luego de varios años de caída sostenida en su matrícula y de múltiples dificultades que ha enfrentado este subsistema, la educación pública haya logrado frenar ese proceso’. Con todo, añade que en los lineamientos del sector se ‘define explícitamente como meta de Estado ampliar el porcentaje de estudiantes en la educación pública, por lo que ahora debiéramos comenzar a ver estrategias explícitas desde el Mineduc y la Dirección de Educación Pública en esa dirección’.
Algo es claro: el factor inmigrante, que habría estado ligado al alza más reciente en el mundo público, sigue creciendo. Este año los escolares extranjeros representan un 5% de la matrícula total, con los niños venezolanos liderando como comunidad más numerosa (ver recuadro).
Ante la mayor diversidad de las aulas chilenas, el Mineduc apunta que se han sumado más iniciativas para potenciar la inclusión. Por ejemplo, este año se habilitaron online trámites que los extranjeros deben cumplir para participar en el SAE. Ya al interior de los colegios, detalla Poblete, se ha fomentado la elaboración de planes de convivencia que contemplen protocolos de acogida para las familias foráneas.
Entre otras iniciativas que van en esta línea, el subsecretario de Educación menciona que, ‘para mejorar la red de apoyo a los estudiantes migrantes, se ha impulsado un plan de alfabetización de adultos cuya primera lengua no es el español, para que puedan apoyar la educación de sus hijos’.
Alumnos venezolanos en alza
Entre los 178.806 niños extranjeros que van a colegios chilenos, hay 42.275 venezolanos; el año pasado, eran cerca de 39 mil. Son la comunidad más numerosa, tanto a nivel escolar como nacional.
Una forma en que se ha buscado potenciar la inclusión de los niños migrantes y hacerlos sentir a gusto en Chile, ha sido la comida. Desde 2018, con la colaboración de reconocidos chefs internacionales, la Junaeb incorporó platos extranjeros en el menú escolar. Sumito Estévez, venezolano, colaboró en la elaboración del pabellón criollo (en la foto).
‘El Programa de Alimentación Escolar es una política pública fundamental y, por eso, la hemos construido de cara los niños, escuchando aquello que les gusta, y que no seamos un grupo de adultos tomando decisiones en una oficina; haciéndonos cargo de un país multicultural y diverso a través de platos con pertinencia cultural (.). En la Junaeb estamos convencidos de que la comida rica es un derecho’, sostiene Jaime Tohá, director nacional de la institución.