La programación que la comisión de Educación del Senado dio a conocer, cuando comenzó a estudiar la reforma escolar, tenía dos grandes puntos: serían cerca de 80 los invitados que recibirían antes de votar la iniciativa y, por lo mismo, el trámite no ocurriría antes de la primera semana de enero.
Sin embargo, ayer lo planificado cambió, despertando la sorpresa e incluso la molestia de los actores del mundo educativo. “Creemos que es perjudicial que no existan plazos concretos. Entendemos que la Nueva Mayoría tiene distintas fuerzas, pero eso no puede ser una excusa para decirle a Chile que el proyecto educativo puede ser un vaivén antojadizo de diferentes fuerzas”, señaló Ricardo Paredes, presidente de los escolares agrupados en la CONES.
Quien también mostró su malestar fue Hernán Herrera, encargado de la Conacep, que reúne a cerca de 500 establecimientos particulares subvencionados. “Va absolutamente en contra de las palabras de la Presidenta, que hace algunos días llamaba al diálogo”, dijo el sostenedor. Y agregó que la decisión implica que “una vez más, el proyecto no va a ser bien trabajado”.
En tanto, Raúl Figueroa, director de la Fundación Acción Educar, sostuvo que “no creo que sea conveniente adelantar los plazos de tramitación del proyecto, sobre todo considerando que la misma comisión se había fijado, para la discusión en general, tiempos más largos con la finalidad de entender mejor la iniciativa y poder identificar las falencia que el proyecto tiene”.
Según el también ex asesor del Mineduc durante el gobierno de Sebastián Piñera, la decisión “llama la atención”, pues “hay evidente consenso que aquí se requiere tomar la tramitación con calma para evitar errores que después son muy difíciles de corregir”.