El Mercurio: Presupuesto asignado a la educación escolar cayó 32% durante los últimos cuatro años

Expertos dicen que haber priorizado el nivel terciario no fue una decisión correcta, y agregan que el proceso debió ser más pausado para no generar un desbalance.

Por N. Álvarez

La implementación de la Ley de Inclusión, en 2015, significó que el presupuesto de la División de Educación General (DEG), unidad ministerial a cargo del nivel escolar, se incrementara a $66 mil millones, obteniendo así su mayor alza en los últimos años. Así, esta situación mostraba un futuro auspicioso para los programas de mejoramiento educativo administrados por esta división.

Sin embargo, el escenario no fue ese, ya que a medida que pasó el tiempo los dineros asignados a esta unidad disminuyeron en 32%, tras la aprobación del presupuesto el año anterior, según informó el Ministerio de Educación (Mineduc).

La explicación de este fenómeno estaría fundada, principalmente, por el foco que dio la anterior administración al nivel terciario y a su financiamiento, a través de la implementación de la reforma, que sigue siendo revisada por el Tribunal Constitucional.

“Esta unidad ha deteriorado su influencia desde el punto de vista de lo que pasa en los colegios y liceos, porque el foco estuvo en otro lugar”, sostiene José Palma, nuevo jefe de la DEG.

Esto, agregó, ha provocado que un tercio de los 24 programas y áreas de la división vieran afectado su funcionamiento, especialmente en materia de cobertura.

Uno de los puntos que se han visto perjudicados es la inserción escolar. “En Chile hay 45 mil niños que desertan y la capacidad que tenemos para abordar a esos escolares es de 9 mil (…) no es suficiente”, explica Palma.

Asimismo, advierte que en el área de educación especial el ministerio solo ha estado entregando textos en braille a niños ciegos, “pero en la educación especial hay otras patologías y no entregamos libros, porque no están los recursos para hacerlo”.

Desbalance de recursos

A juicio de los expertos, la priorización que hizo el Mineduc por la educación superior no fue una decisión correcta. Pese a que considera que era necesario profundizar en este nivel, el director del Centro para la Transformación Educativa de la Universidad Católica, Ernesto Treviño, asegura que el proceso debió ser más pausado.

“Se pudo haber hecho algo que no fuera tan inmediato, como se hizo con la Ley de Inclusión, más programado, para no generar estos desbalances”, afirma, y añade que hubiese sido mejor llevar a cabo un programa de 10 años para ir avanzando en la gratuidad.

Por su parte, Daniel Rodríguez, director ejecutivo de Acción Educar, argumenta que la labor del Mineduc es repartir sus recursos de una manera más general. No obstante, declara que “es más claro el consenso de que los recursos son mejor aprovechados cuando se invierten en educación parvularia y escolar”.

Enfoques

Uno de los temas clave que hay que corregir en la educación escolar es la “disociación” que hay entre el trabajo del Mineduc y el aprendizaje obtenido en los colegios. Según Palma, para lograr que el esfuerzo de los profesionales de la cartera educativa dé frutos, es necesario, en primer lugar, acabar con la burocracia que afecta a los establecimientos.

Para resolver este problema, cuenta que la segunda semana de abril iniciarán un recorrido por el país para consultarles a los directores de las escuelas y liceos “dónde les aprieta el zapato”. También se priorizará la educación especial, rural, la capacitación de los profesores en relación con los cambios curriculares, las carreras de pedagogía y la convivencia escolar.

A esto, Daniel Rodríguez añade que igualmente es necesario reenfocar los actuales recursos que tiene el ministerio en el trabajo de la Agencia de la Calidad.

 

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